La Casa Museo Lope de Vega invita a espiar la vida del genio en una época de oro
"Tratamos que los visitantes, al pasearse por las piezas del Siglo XVII y al recorrer las habitaciones de un hogar de época, sientan que forman parte de la acción", explica Sheila Álvarez, una de las guías de la casa museo.
La visita gira en torno a la biografía del Fénix de los ingenios, a los detalles de su intensa vida amorosa y profesional, pero también ahonda en anécdotas y en los quehaceres diarios del Madrid de la época.
En el estudio, la habitación más grande de toda la casa, se explica cómo Lope renovó las normas del teatro con algunas de las obras que creó sobre esa misma mesa, mientras que al asomarse al baño el guía cuenta cómo, al no existir sistema de desagüe, los vecinos vaciaban sus urinarios en la ventana al grito de "agua va".
"He sentido que podía ver cómo eran las cosas en el tiempo de Lope de Vega, todo lo que tanto hemos leído en sus obras", asegura Pilar, una visitante de los muchos grupos de mayores que se acercan a la casa.
Jubilados y escolares
Desde que la institución rehabilitada volviera a abrir en febrero último, la han conocido una media de 83 visitantes diarios, de los cuáles la mayoría son grupos de jubilados y escolares.
El inventario del testamento del dramaturgo, el legado de su hija Antonia Clara y la documentación histórica sobre la finca han inspirado la recreación de los ambientes.
Del Convento de las Religiosas Trinitarias, el Museo del Prado y el Museo Arqueológico Nacional proceden gran parte de los cuadros, tapices y muebles originales que decoran la estancia.
Además, la Biblioteca Nacional cedió en depósito una importante colección de libros del siglo XVII que decora el estudio de Lope y la zona en la que se recrea la sala en la que se reunía con sus amigos escritores para charlar.
Entre ellos estuvo el poeta Francisco de Quevedo, que, según cuenta la especialista, protagonizó más de una tertulia en aquél hogar, ya que el poeta fue uno de los mejores amigos del autor de El caballero de Olmedo.
El escritor quiso que la inscripción "D.O.M. PARVA PROPIA MAGNA/MADNA ALIENA PARVA",-"que propio albergue es mucho, aún siendo poco y mucho albergue es poco, siendo ajeno"-, presidiera la entrada al edificio, una frase que se hizo muy popular en la época y "que habla de algo muy madrileño: querer tener una casa como el bien más preciado", explica Sheila.
"Mi casilla, mi quietud, mi güertecillo y estudio", así describió Lope su casa madrileña, que le costó 9.000 reales, "lo que al cambio ahora serían unos quince euros", comenta la guía.
Para los visitantes pequeños, además de las visitas "amenizadas" con datos curiosos, la casa museo organiza talleres todos los domingos, en los que los niños recrean prácticas y vivencias de la sociedad y aprenden acerca del teatro barroco y de una de sus grandes figuras.