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El PSOE y el mal cine

La insoportable levedad del ser o la soledad del corredor de fondo. La literatura y la cinematografía nos brindan títulos para definir situaciones políticas. A pesar de sus desgracias, Rajoy no está sólo ante el peligro, sino que cuenta con algo más que una cuadrilla de once. En cambio, Rubalcaba, aspirante a presidente o simplemente secretario general no llega a ningún sitio en su particular viaje a ninguna parte. El cine es pródigo, cierto; la política más.

Rubalcaba no llega a ningún sitio en su particular viaje a ninguna parte

La reunión de la mañana del lunes en la que se sentaba quién sabe si el bueno, el feo y el malo no ha servido, como tantas otras antes, para despejar ningún tipo de incógnita sobre la realidad del PSOE, presente o futura. Los interrogantes ocultan las palabras: no hay más lenguaje que el del condicional, porque nadie, en su sano juicio, apuesta más allá del próximo día.

Por más que insista Rubalcaba, el tema es quien manda. Y eso es así no porque los aspirantes lo quieran, sino porque la sociedad demanda saber quién lidera la oposición, qué vigencia tiene su palabra y quién la secunda y respalda. En el pecado va la penitencia, y por eso Rubalcaba es rehén de sus estratagemas contra otros dirigentes: recibe como ha dado. Así que menos sorpresa o indignación.

Los nombres de Madina, Page o López están en la ruleta de la fortuna, que es el nombre televisivo de un programa de acertijos. El PSOE pasa a gran velocidad de la sesión de tarde en pantalla grande y tecnicolor a la pantalla chica, la hora de sobremesa y la cadena hortera. El tiempo pasa y en la medida en que trascurre de la misma forma se agota. Y no van bien encaminados.

Editorial Estrella

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