jueves, abril 25, 2024
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El pito que estresó a una prostituta

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Con esas tres patas para el banco que quería construir Gran Hermano, con todo mi respeto para Daisy y demás conocidas de Donald, no es de extrañar que el experimento haya salido de esta forma. Maite Galdeano (GH 16), María José Galera (GH 1) y Amor Romeira (GH 9) entraron este jueves de nuevo en el mundo del reality para estrenar por vez primera en este el «Contraclub». El invento no duró ni dos horas. 

La idea era evitar algo que había venido ocurriendo desde la primera edición, que las personalidades más fuertes se fueran pronto a la calle. En ese submundo paralelo tenían que ir encontrándose con gente como esas tres mujeres que, ya fuera por su condición de exprostituta, porque era una mujer en un cuerpo de un hombre o simplemente porque era la versión femenina del Vesubio en plena destrucción de Pompeya, habían hecho méritos para ganarse unos euros en un periodo de crisis. 

Al parecer, a Maite le sobra el dinero y por ello no tuvo reparos en provocar tal tensión en esa segunda casa que Pablo, el primer expulsado de esta edición, decidió abandonar la casa con un ataque de ansiedad.

La conclusión es que, como ha terminado reconociendo Amor, «por culpa de una señora mal educada, que solo busca protagonismo, hemos perdido ese momento de vivir Gran Hermano desde otra perspectiva y tranquilidad. Nos ha roto la ilusión y jodido unos ingresos».

Esto último sin duda que es lo que más la ha dolido. Lo de menos era que tanto ella como María José Galera quedaran en estado de shock y que a esta última incluso le diera un ataque de ansiedad al estilo de Pablo. 

¿De verdad alguien esperaba otra cosa que no fuera algo similar? La exautobusera navarra, la mujer que es capaz de disputarle los novios a su propia hija, volvió a mostrarse como es y se puso entre ceja y ceja a la citada Amor, «me dijo que si soy un hombre, que tengo cara de tío, que mi vagina es operada. En fin… muy heavy todo».

Sin el primer expulsado no tenía sentido ya el Contraclub, aunque no se sabe muy bien si lo que ella pretendía era directamente eso o ligársele también, porque, como ha puntualizado Amor, «le dijo a Pablo que 'estas dos no son nada a mi lado… y aquella, refiriéndose a mí, tiene pito». 

Lo del pito parece que terminó siendo demasiado no sólo para Pablo sino también para María José, por muy prostituta que hubiera sido en otro tiempo, y hasta por la propia interesada, «fue algo desagradable, casi inhumano, y María José y yo entramos en shock». 

Una cree que si entraron en ese estado, que vaya usted a saber qué es exactamente, se debió al hecho de pasárseles en ese instante por la mente el dinero que la loca de las trece les había hecho perder. Como mucho, lo que puedan ganar despotricando de su compañera en algún que otro programa de Telecinco, y a esperar que otra vez, sin saber cuándo, alguien se acuerde otra vez de ellas para otra gilipollez como esta. Que la habrá, no lo duden, porque, como cantaba Queen, 'the show must go on' (el espectáculo siempre debe continuar). Y más, en Telecinco. 

La mosca

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