Hace pocos días, tras conocer el resultado de la elecciones generales, Patxi López se despachaba en los micrófonos de una emisora de radio nacional diciendo que su partido, el socialista, estaba dando un espectáculo lamentable. Se refería a los rifi y rafes entre los diferentes bandos, y los dardos envenenados lanzados por algunos ilustres dirigentes socialistas contra el líder de su formación, Pedro Sánchez.
La verdad es que para estar dando el espectáculo que ciertamente dan los socialistas, la jugada les ha quedado de lo más redonda por el momento. Pachi López, gracias al apoyo de Ciudadanos, se ha convertido en el primer Presidente del Congreso de los Diputados cuyo partido político no ha ganado las elecciones y además habiendo obtenido los socialistas el peor resultado en la historia de nuestra actual democracia. Bingo para el señor López.
Pero debe estar abonado Patxi López a un número de la suerte que le rentabiliza el poder siempre que es derrotado en las urnas.
Sólo cabe recordar cómo su elección como Lehendakari en el País Vasco también vino precedida por una derrota electoral. En ese caso gracias a un pacto con el Partido Popular vasco, quienes sin pedir nada a cambio, es decir, ni cromos que cambiar, ni puertas giratorias que accionar, le otorgaron el bastón de la Lehendakaritza que perdería cuatro años después.
Si algunos creen en Ciudadanos o en otras formaciones políticas que Patxi López agradecerá estos gestos de los demás, sus votos ofrecidos o sus apoyos dados, pueden ir olvidándose de ello. La reciente historia nos recuerda en varios episodios como se las ha gastado Patxi López con quienes le han ayudado a conseguir sus objetivos. Para López no existe eso de que agradecidos los quiere el Señor.
Fue Patxi López quien en un mitin en las municipales del 2011 espetó eso de que «a la derecha en cuanto abren la boca se le ven las caries del franquismo», refiriéndose lógicamente al Partido Popular.
En cambio, cuando le dió el poder en Ajuria Enea le debía parecer que tenía una dentadura postiza maravillosa y muy bien arreglada donde no se le veían esas caries franquistas.
Por el bien de España, sólo espero y ruego para que desde su nuevo puesto político no haga nuevas cosas que nos hiele la sangre a todos los españoles
Pero también fue el mismo Patxi López quien en el año 2008, en la capilla ardiente del concejal socialista Isaías Carrasco, se puso de barrera humana en las escalinatas del ayuntamiento de Mondragón para impedir el paso a Mariano Rajoy y a la en aquél entonces presidenta de los populares vascos, María San Gil, echándoles de allí como a perros y diciéndoles que no eran bienvenidos. Cabe recordar que en los años que he sido presidente del PP vasco y en los siete compañeros que he tenido que enterrar, jamás ni a mi, ni a niguno de mis compañeros populares vascos se nos pasó por la cabeza impedir que un dirigente socialista se nos acercase a nuestras capillas ardientes o a los sepelios. Y mucho menos insultarles y despreciarles como lo hizo Patxi López con los populares en Mondragón. Entre otras cosas porque socialistas vascos y populares vascos compartíamos el mismo corredor de la muerte donde nos había instalado ETA.
Pero tal vez esas reacciones se deben a que el actual Presidente del Congreso de los Diputados perdió toda la vergüenza torera en las reuniones que encabezaba junto a Eguiguren como mediador de Zapatero con el criminal etarra Thierry, aquél que ordenó la voladura de la T4 asesinando a dos personas. O en las reuniones cara a cara con el terrorista que continúa hoy día en la cárcel, Arnaldo Otegi, en el hotel Amara de San Sebastián, y donde en la puerta de dicho hotel le esperaba la madre de la víctima terrorista, Joseba Pagazaurtundua, para lanzarle aquella famosa frase de «Patxi, dirás y harás muchas cosas que me helarán la sangre».
Por el bien de España, sólo espero y ruego para que desde su nuevo puesto político no haga nuevas cosas que nos hiele la sangre a todos los españoles.
Carlos Iturgaiz