Mario Conde es uno de los tipos más inteligentes de España. No digo listo, digo inteligente. Si hubiese sido listo otro gallo le hubiera cantado y a ejemplos recientes de otros listos me remito. Conde, con 24 años, fue el número 1 de su promoción de abogados del Estado con la segunda mejor puntuación ponderada de la Historia de España, únicamente superada por la que consiguió el Cardenal Herrera Oria. Viene a cuento este dato porque, en este momento, los abogados del Estado están de moda en el Gobierno de España…
Conde era tan inteligente que los poderes fácticos de mediados y finales de los años 90 del siglo pasado le cogieron cierto miedo y los tribunales le condenaron de aquella manera, por decirlo suavemente.
El hecho es que, una vez que salió de la cárcel hace un par de años, decidió volver a la primera línea de la actualidad y ahora cree que ha llegado el momento de entrar en política. Y lo hace apoyándose en la primacía de la sociedad civil. Algo, por cierto, muy de moda también pero que ha hecho que empiecen a aparecer de nuevo ciertas alarmas en el establishment. Sobre todo porque ha dicho que es muy posible que se presente a las elecciones gallegas.
Pero yo no entiendo esas alarmas. No las entendí entonces ni las entendí ahora. Es cierto que Mario Conde en Galicia puede tener algún tirón porque es gallego y que, aunque sacase un solo escaño, podría convertirse en bisagra como ha sido el caso de UPyD en Asturias. Pero en unas elecciones generales es imposible que haga nada. La Ley Electoral lo impide y ahí están los ejemplos de la propia UPyD y de IU. La Ley Electoral sólo favorece a los nacionalismos.
Cuando se aprobó esa ley clave se hizo pensando el calmar sus ansiedades. Postura más inocente que el mecanismo de un chupete porque calmar a un nacionalista es imposible. Tan imposible como cabalgar a un cocodrilo.
Por eso, mientras que no se reforme la Ley Electoral, el bipartidismo será inamovible en España. Y que conste que yo quiero que se reforme porque prefiero a UPyD con todos sus personalismos y contradicciones o la postura caduca y casposa de IU a cualquier partido nacionalista.
Y tampoco entiendo esa preocupación, ante el hecho de que Conde se presente a unas elecciones, desde el punto de vista democrático. Algunos analistas y colaboradores de medios ya han empezado a pegarle palos y a poner en solfa todo tipo de riesgos democráticos que ello puede suponer.
¿A qué viene tanto miedo? Mario Conde es un hombre libre. Cumplió con lo que le demandó la justicia. ¿Qué problema existe para que se presente a las elecciones y qué decidan los españoles…? Siempre que entendamos, claro, que el voto libre y secreto es la base de la democracia…
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La sonrisa de la avispa