viernes, marzo 29, 2024
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Precrimen, ¿ficción o realidad?

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¿Es posible pronosticar científicamente que se va a producir un delito o un acto criminal antes de que suceda?

Imagínese que está en la cola de entrada para acceder a un evento deportivo, o en la de facturación de cualquier aeropuerto. Llega su turno. Muestra el billete o su documentación y le hacen permanecer durante unos instantes frente a una especie de escáner. De repente salta una alarma y, totalmente desconcertado, es encañonado y detenido por la policía. La causa: un ordenador ha decidido que usted está predispuesto a realizar una futura, y por tanto hipotética, conducta delictiva o terrorista.

Esto, que aparentemente pertenece a la ciencia ficción, podría suceder muy pronto.

En octubre de 2008 el Departamento de Seguridad Nacional de EEUU probó un sistema de seguridad en 144 voluntarios que, tras chequear la temperatura, el pulso, el ritmo respiratorio y realizar un escáner facial para leer el movimiento de los músculos de la cara de cada persona, podía supuestamente averiguar si alguien pretendía cometer algún acto criminal. Utilizando los mismos principios básicos que un polígrafo, el propósito de ese sistema denominado Malintent era el de descubrir a potenciales terroristas con el fin de mejorar la seguridad en los aeropuertos.

El sistema fue altamente criticado, pues se corría el riesgo de no discernir entre aquellos pasajeros que simplemente estaban en una situación de estrés de aquellos que pudieran ser terroristas reales. Además, y dejando al margen su posible eficacia, la polémica surgió cuando algunos juristas plantearon la duda de si su puesta en marcha vulneraría la privacidad y la libertad de todas aquellas personas que viajaban en avión.

Han pasado tres años desde aquel experimento, y las pretensiones gubernamentales norteamericanas, cual historia al más puro estilo Minority Report, van más lejos todavía. Recientemente el gobierno de los Estados Unidos ha venido realizando pruebas con otro programa de seguridad con el que pretende detectar la predisposición que tenga un individuo a una futura conducta criminal.

Lejos de pertenecer al guión de una película o a la trama de una novela, la existencia del programa es real. Fue la Electronic Privacy Information Center (EPIC) quien, amparándose en las leyes norteamericanas que obligan a las autoridades a hacer públicos los documentos oficiales bajo determinadas circunstancias, sacó a la luz los informes oficiales del nuevo programa FAST (Future Attribute Screening Technology).

Y la verdad es que el proyecto se las trae. Su funcionamiento está basado en detectar rasgos que permitan sospechar una conducta criminal en el futuro inmediato, empleando para ello, junto a otros datos como la profesión del sujeto, el sexo y la edad, los movimientos corporales y oculares del individuo, las
variaciones de la voz y de su entonación, alteraciones de temperatura y de la respiración y su estado de estrés.

Los responsables se han apresurado en afirmar que el programa se halla en una fase preliminar en la que sólo se ha experimentado con empleados del propio gobierno, y aseguran que, por el momento, no se han planteado su implantación. Una vez más la polémica está servida, pues como indica la EPIC, ya existe una gran preocupación por el alcance que pueda tener la puesta en marcha de este sistema de detección “precrimen”.

Sin embargo, si finalmente se incorporara el programa en los sistemas de seguridad, se plantearía una dramática ironía al igual que sucede en el relato de Philip K. Dick, El informe de la minoría (1956), sobre el que se basa la película de Steven Spielberg: al ser detenidos los futuros asesinos antes de cometer el crimen, éste no llega a llevarse a cabo, por lo que en realidad serían inocentes. ¿O acaso pensar en un acto delictivo será sinónimo de haberlo realizado?

David Sentinella

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