miércoles, abril 24, 2024
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La sombra del boicot

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A pocas semanas de las elecciones generales, la crispación política ha llegado al campo. Los comentarios de Duran i Lleida acusando a los agricultores andaluces de estar más en el bar que en el trabajo ha sido la gota que ha colmado el vaso. La lengua del candidato de CiU se desató en plena efervescencia nacionalista culpando de sus problemas en la agricultura catalana a los trabajadores del sur. Eso en mi tierra, en la suya y en la de todos, es tirar balones fuera. ¿Para cuándo unos políticos responsables de sus discursos y de sus actos?. Partiendo de que el subsidio agrario PER puede ser objeto de debate, lo que no es normal es que por la boca, mejor dicho bocaza de un político, muera el pez equivocado.

En esta España nuestra donde falta poco para que salte la chispa, las declaraciones de Duran i Lleida han prendido la mecha del temido boicot a los productos catalanes. Muchos “indignados” del resto de España están iniciando su particular rebeldía comprando cava no catalán. Un año más le toca pagar el pato a este vino espumoso que a base de calidad y buenos precios ha conseguido abrirse camino tanto dentro como fuera de nuestras fronteras. ¿Qué ha hecho esta bebida para merecer esto? ¿por qué nos empeñamos en mezclar la política con todo? ¿cómo las declaraciones de un político populista puede desencadenar esta movilización? Los bodegueros catalanes temen más a sus políticos que a la crisis. Si Carod Rovira hizo mucha pupa en 2004 con sus desafortunadas declaraciones en contra de la candidatura olímpica de Madrid, en 2011 y con el grado de descontento de todos los españoles, vascos, catalanes y andaluces, que en eso no hay diferencias, las consecuencias pueden ser desastrosas. Rompiendo una lanza a su favor, hay que decir que en Cataluña hay grandes grupos tipo Torres, Codorníu o Freixenet que han hecho grande el nombre de España por todo el mundo. Incluso Torres cuenta con una etiqueta muy exportada, Sangre de Toro, que expresa la identidad de la fiesta nacional. Ironías de la vida, este vino es una de las marcas españolas más conocidas internacionalmente pero se elabora dentro una tierra que acaba de prohibir los toros…

Rompiendo otra lanza, pero en este caso en la cabeza, están las instituciones catalanas que anteponen sus ideas políticas a las mercantiles. Si no, no se entiende cómo la página web del Instituto Catalán de la Viña y el Vino esté sólo disponible en catalán. ¿Para qué sirve una web si no es para publicitarse y dar información a cuanta más gente mejor? Pues si entran en www.incavi.cat no encontrarán la opción de castellano y mucho menos, inglés. Una oportunidad perdida de vender los vinos de esta Comunidad Autónoma. Aquí las propias bodegas que representa este organismo deberían desmarcarse y denunciaran este hecho. Eso sí, bajo la sombra del boicot, los que salen ganando son los productores acogidos a la D.O.Cava pero no catalanas como Rioja, Extremadura, Zaragoza y Valencia. Aunque no deberíamos dejar que la política nuble nuestro criterio a la hora de adquirir un vino. Recuperemos el sano hábito de beber de una forma responsable por puro placer, por puro hedonismo. Así nos corre el pelo, boicoteándonos entre nosotros mismos y mientras el champagne francés ganando terreno en nuestro país.

María D. Nepomuceno

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