viernes, mayo 10, 2024
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Bofetada a Rajoy

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El nuevo gobierno de la Comunidad de Madrid es un poco raro porque a primera vista parece insustancial. Pero nada más lejos de la realidad porque Esperanza Aguirre no da puntada sin hilo y es una experta en dar avisos a navegantes. El ejecutivo de su triunfal tercera legislatura tiene, además una tremenda carga política dirigida contra Rajoy.

Esperanza Aguirre le ha enviado el siguiente mensaje: “Si no quieres caldo, dos tazas”. De lo contrario no se explica que Ignacio González no sólo se mantiene en el Gobierno de Madrid sino que, además, suma más poder. Resulta incomprensible la protección que le brinda la presidenta a su vicepresidente cuya gestión, decisiones y viajes generan más de una pregunta. Ese blindaje a González también tiene clave interna y ya que Rajoy lo vetó como miembro de le Ejecutiva Nacional del PP y como presidente de Caja de Madrid, Esperanza Aguirre lo refuerza en el gobierno y lo coloca a él solo en la primera la primera línea de salida hacia el Canal de Isabel II cuando se produzca la privatización o, quizás, para la sucesión.

El gran perdedor ha sido Francisco Granados que queda a la intemperie salvo que acepte la oferta de ocupar un escaño en el Senado. Sería una salida honrosa para el presunto organizador de la supuesta red de espionaje del gobierno de la Comunidad de Madrid. El futuro del actual secretario general del PP madrileño tiene los días contados dentro del partido donde, a pesar de ser el número dos después de Aguirre, su influencia se ha reducido ante Ignacio González quien le ha colado y colocado a sus peones en diferentes lugares y estamentos populares. La presidenta, que no le gusta tomar decisiones en caliente, ya tenía sentenciado a Granados desde 2009 por el caso de los espías.

En esa doble lucha interna -gobierno y partido- también gana González, lo que conduce a preguntarse sobre qué tendrá el vicepresidente que tanto gusta a Aguirre. Si hubiera que analizar su trayectoria se llegaría a la conclusión de que es un político gris, más pendiente de mover hilos por dentro que de la propia gestión.

Con todo, la presidenta madrileña experta en la ambigüedad, además del bofetón que le propina a Rajoy con González, también le hace una caricia con Lucía Figar, política muy bien vista en la calle Génova y que acumula poder en la restructuración del gobierno. Figar, como quien no quiere la cosa, se va posicionando en las primeras posiciones para suceder a Aguirre. La duda es si González la dejará en paz.

Editorial Estrella

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