sábado, abril 27, 2024
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Regla de ahorro 50 – 20 – 30: la clave para ahorrar en 2024

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Durante la pandemia la tasa de ahorro de los españoles creció de una forma que no se había registrado en las últimas décadas. Pasado este período, y como consecuencia de la fuerte inflación que ha habido en los últimos dos años, los ahorros de las familias han ido disminuyendo cada vez más.

Para muchas personas es muy complicado poder dedicar parte de sus ingresos al ahorro de cara al futuro. Sin embargo, hay métodos que pueden hacer que la gestión de las finanzas personales resulte un poco más sencilla, como la regla 50 – 20 – 30.

La dificultad inherente de ahorrar

Ahorrar es complicado, y no solo porque muchas veces no se dispone de recursos suficientes para ello, también porque resistir la tentación de gastar es especialmente difícil cuando se vive en una sociedad basada en el consumo.

Desde la televisión hasta las redes sociales están llenas de mensajes que invitan a consumir, incitando las compras por impulso.

A ello se suma la falta de educación financiera, que provoca que muchas personas carezcan de las herramientas necesarias para poder gestionar de una forma eficiente sus recursos económicos.

A pesar de que ahorrar supone un desafío, los expertos recomiendan convertirlo en un hábito, porque se trata de una medida de autocuidado financiero.

Disponer de ahorros puede ser un salvavidas ante situaciones de emergencia, ya que reduce la necesidad de tener que acudir a financiación externa. Esto, en un momento en el que los intereses de los préstamos están especialmente altos, se vuelve todavía más importante.

La regla del ahorro 50/20/30

De entre  los múltiples sistemas que se pueden adoptar para ahorrar, la regla 50/20/30 se ha convertido en uno de los más populares.

Este método fue ideado por Elizabeth y Amelia Warren en su libro “All your worth: the ultimate lifetime money plan”, publicado en el año 2005.

Elizabeth Warren es una popular política estadounidense que ha llegado a ser senadora de Massachusetts y que siempre se ha destacado por su defensa activa de los derechos de los consumidores y por apostar por las reformas financieras.

En su libro, escrito junto a su hija Amelia, presenta un enfoque accesible y práctico para la gestión de las finanzas personales. En él se desarrolla la regla del 50/20/30, que busca ser una guía para que las personas puedan equilibrar sus ingresos y sus gastos, destinando parte de su dinero al ahorro.

Uno de los aspectos que diferencia a este método de ahorro de otros es que entiende las finanzas como algo que va más allá de los números. A la hora de ahorrar, hay que tener en cuenta los propios valores y tomar decisiones que estén en consonancia con los mismos.

Desde que Elizabeth y Amelia Warren publicaron su libro en 2005, su regla de ahorro se ha popularizado a nivel mundial por su sencillez y efectividad. Hasta tal punto que muchos asesores y expertos en finanzas personales también la utilizan como guía para hacer planificaciones financieras básicas.

¿Cómo funciona la regla del ahorro 50/20/30?

Lo que propone este sistema es dividir los ingresos mensuales en tres categorías específicas: necesidades básicas, ahorro y deudas y ocio. Para poder aplicar la regla primero es necesario hacer un examen en profundidad de la situación económica de cada persona o familia. A fin de conocer tanto los ingresos como los gastos que tiene en un mes normal.

Una vez que se conocen las cifras, se pueden empezar a tomar decisiones sobre el destino del dinero.

Necesidades básicas

La regla del ahorro 50/20/30 propone destinar un 50% de los ingresos mensuales a cubrir las necesidades básicas más elementales.

Dentro de esta categoría se puede ajustar el gasto del dinero según el estilo de vida de cada persona. Lo que propone Warren es destinar el 30% de esa cantidad al pago de la hipoteca o del alquiler, un 10% a la alimentación y otro 10% a suministros y servicios esenciales como el agua o la conexión a Internet. El 10% restante se utiliza para cubrir el coste del transporte.

Ahorro y deudas

El 20% del presupuesto mensual debe destinarse a la partida de ahorro y deudas. De él hasta un 10% debería utilizarse para ir cubriendo las deudas pendientes.

Lo que recomiendan los expertos en finanzas es intentar pagar las deudas lo antes posible. Aunque esto supone hacer un esfuerzo económico mayor durante un tiempo, a la larga resulta beneficioso, porque permite ahorrar en el pago de intereses y, a la vez, genera una mayor capacidad de ahorro cuando las deudas están cubiertas del todo.

El resto de esta partida de dinero se destina al ahorro. Dedicando una parte (entre un 5% y un 10%) a crear un fondo de emergencia, y entre un 5% y un 10% al ahorro a largo plazo. Por ejemplo, a un plan de pensiones o una cartera de inversiones.

Ocio y deseos

Según esta regla, el 30% de los ingresos se destinan a la partida de ocio y deseos. Aquellos gastos que, no siendo realmente necesarios, permiten disfrutar un poco más de la vida y darse algún capricho.

Una forma de repartir este bloque sería dedicar un 10% a actividades de ocio y entretenimiento, un 5% al presupuesto para futuros viajes y vacaciones, un 5% para ropa y accesorios, y otro 10% para gastos discrecionales como las compras por impulso.

Algunas consideraciones adicionales sobre la regla de ahorro 50/20/30

La gran ventaja de este sistema es que se puede ir adaptando según las necesidades y metas financieras de cada persona, pero sirve como guía para tomar decisiones.

Por ejemplo, en lugar de dedicar el 30% al ocio, se puede dedicar esa partida a cubrir deudas y ahorrar, dedicando al ocio un 20% o una cantidad menor. También se puede incrementar la partida destinada a cubrir las necesidades básicas.

Lo importante es, en cualquier caso, que la persona disponga de medios suficientes para cubrir sus necesidades, que pueda ahorrar un poco, y dedicar algo de dinero a disfrutar de las cosas que le gustan.

Para una correcta aplicación de este sistema, los especialistas aconsejan hacer una revisión periódica tanto de las circunstancias financieras propias como de las prioridades personales. Esto permite un buen ajuste y una utilización más eficiente de los recursos disponibles.

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