viernes, abril 26, 2024
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El billonario coste de las olas de calor

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El verano de 2022 fue uno de los más calurosos desde que se tienen registros, y los expertos creen que el de este año puede ser bastante similar. Buena prueba de ello es que la primera ola de calor ha llegado apenas unos días después del comienzo de la nueva estación.

Además del riesgo para la salud que supone que las temperaturas se mantengan a un nivel muy alto durante muchos días, las olas de calor también le acaban pasando factura a la economía.

A nivel mundial, los episodios de calor extremo experimentados entre 1990 y 2013 causaron pérdidas por valor de 16 billones de euros, según un estudio de la Universidad de Dartmouth, publicado en la revista Science Advances.

Un estudio pionero

El estudio llevado a cabo por la universidad estadounidense es uno de los primeros que se centra en examinar de manera específica cómo afecta el incremento de la temperatura al conjunto de la economía.

Para elaborarlo, se han tenido en cuenta datos económicos de regiones de diferentes lugares del mundo, y los datos registrados durante los cinco días más calurosos del año.

Lo que han descubierto es que los episodios de ola de calor coinciden de forma estadística con variaciones en la economía, ya que las altas temperaturas generan un mayor gasto en sanidad, un mayor consumo energético, reducen la productividad, y afectan negativamente a la producción agrícola.

Además del coste que supone un mayor consumo de recursos y una menor producción, el calor extremo también influye en la economía a través del coste que suponen las medidas de adaptación. En muchos sectores económicos, se han tenido que ir tomando medidas en los últimos años para evitar que el verano se convierta en una época en la que resulte imposible trabajar.

Por regiones, las pérdidas económicas por episodios de calor extremo son más elevadas en los países en vías de desarrollo. Mientras que en las regiones más ricas las olas de calor suponen una pérdida media del 1,5% del Producto Interior Bruto (PIB), en las regiones más pobres esa pérdida media asciende al 6,7% de su PIB.

No obstante, el estudio también destaca que ciertos países del norte de Europa y de América podrían beneficiarse en cierta medida del cambio climático al disfrutar de períodos más amplios con días cálidos.

Las olas de calor y los hábitos de consumo en España

En 2022, España sufrió varias ola de calor seguidas. Se trata de un fenómeno que la sociedad ya ha interiorizado y que se intenta sobrellevar como se puede, pero que produce cambios en los hábitos y en el consumo.

Se estima que la productividad empieza a descender cuando la temperatura llega a los 34ºC. El cuerpo tiene que destinar más recursos a mantener la temperatura estable, y esto dificulta la concentración y aumenta la sensación de cansancio.

Por sectores, para la hostelería y la restauración el calor extremo tiene cosas buenas y malas. Lo bueno es que estimula el consumo, lo malo es que los consumidores no acuden a los establecimientos hasta una hora muy avanzada de la tarde-noche, lo que implica tener el negocio abierto durante muchas horas y apenas recibir clientes.

El sector energético es uno de los más beneficiados por las olas de calor, ya que el aumento del consumo eléctrico es proporcional a lo que suben las temperaturas.

En el caso de la alimentación, el consumo cambia en verano, y lo hace todavía más en los episodios de calor extremo. La gente consume más refrescos, pero también más fruta de temporada como la sandía.

De hecho, el año pasado algunos supermercados llegaron a tener problemas de desabastecimiento de hielo por el incremento de la demanda debido a las altas temperaturas que se prolongaron durante semanas.

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