sábado, abril 20, 2024
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Diecisiete detenidos con 162 kilos de marihuana para vender en Europa

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Los agentes han desmantelado seis laboratorios de producción de droga equipados con los aparatos necesarios para lograr varias cosechas de marihuana al año, informa la Dirección General de la Policía.

La operación se ha saldado con la detención de diecisiete personas de diferentes nacionalidades, la mayoría albaneses, como presuntos autores de los delitos contra la salud pública, organización criminal, defraudación de fluido eléctrico, blanqueo de capitales, falsedad documental e infracción a la ley de extranjería.

La Policía ha realizado ocho registros domiciliarios en las localidades valencianas de Paterna, Estivella, Beniparrel, Moncada y Godella, así como en Castellón y Ulldecona (Tarragona).

En los mismos se han intervenido 162 kilos en seco de marihuana preparada para su distribución a toda Europa, más de tres mil plantas de esta droga, nueve mil euros, dos máquinas para envasado al vacío, varios móviles, un ordenador portátil y cuatro vehículos.

La investigación se inició el pasado mes de enero cuando los investigadores interceptaron un coche en Paterna que desprendía un fuerte olor a marihuana.

Los agentes detuvieron a los ocupantes del vehículo, dos ciudadanos albaneses, por infracción a la ley de extranjería e intentaron localizar sin éxito departamentos ocultos para esconder droga.

No obstante continuaron con las pesquisas y localizaron varios domicilios en los que se cultivaba marihuana y servían de lugares de residencia de los arrestados.

Tras varias gestiones los investigadores descubrieron un entramado dedicado al cultivo y a la distribución de marihuana compuesto en su mayoría por ciudadanos albaneses y cuyo centro de operaciones se encontraba en Paterna.

Los máximos responsables de la red alquilaban viviendas unifamiliares en diferentes zonas residenciales de la Comunidad Valenciana y Tarragona para pasar desapercibidos e instalar laboratorios de cultivo de marihuana.

La organización reclutaba personas, muchas de ellas sin trabajo y sin permiso de residencia, a las que tras una fase de aprendizaje les asignaban un chalé con una plantación de marihuana que debían cuidar y recolectar.

Los chalés eran controlados por otros miembros del grupo que se encargaban tanto del suministro del material necesario para los cultivos como del avituallamiento de las personas que los cuidaban y que además vigilaban la posible presencia de la Policía.

Una vez que las plantas de marihuana eran recolectadas las trasladaban a una nave en la que procedían a su secado y envasado para su distribución y venta al por mayor principalmente en países europeos. 

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