miércoles, abril 24, 2024
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«Las que limpian», una sátira que reivindica el trabajo de las «kellys»

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Prueba de la información biográfica

Tras el éxito de «Elisa y Marcela» y «Pan! Pan!» la compañía gallega A Panadaría regresa a las tablas escénicas para interpretar del 20 de abril al 15 de mayo, -de martes a domingos, en la Sala Princesa del Teatro María Guerrero una sátira que reflexiona sobre la precarización del turismo.

En este nuevo espectáculo, escrito y dirigido e interpretado por las actrices Areta Bolado, Noelia Castro y Ailén Kendelman, las fundadoras del grupo teatral se formulan preguntas cómo: ¿Es posible revalorizar este trabajo y desligarlo del género? ¿Existe un turismo sostenible? ¿Quién limpia la casa de la limpiadora?

Hay personas que nunca han limpiado un váter y hay otras que limpian quinientos al mes. «La mujer aún hereda la tarea de limpiar, la división de los trabajos la arrastramos todas las mujeres, nos incorporamos al trabajo, pero esa brecha sigue ahí», ha dicho este lunes en rueda de prensa Ailén Kendelman (Argentina, Buenos Aires, 1989).

Esta creación de A Panadaría, coproducida con el Centro Dramático Nacional, aborda en líneas esenciales ese trabajo rutinario y duro que al llegar lo primero que se lee en el manubrio de la habitación es «Por favor, arregle el cuarto», señala Areta Bolado, (Pontevedra, O Porriño, 1985).

Al regreso de la playa, las camas hechas, las toallas limpias y el baño impoluto. «Ellas son las que limpian, las invisibles que cargan a sus espaldas un sistema turístico precarizador», añade Bolado.

También visibiliza las enfermedades asociadas a este trabajo de camarera de habitaciones de hotel que nadie reconoce, «intentamos aportar un punto de luz, aunque sea un poco utópico», añade Noelia Castro, (Bellinzona, 1988).

Este nuevo proyecto se ha montado mediante «un proceso de documentación y muchas entrevistas con camareras de Galicia, Baleares, Canarias que nos contaron sus propias experiencias», cuenta Castro, quien explica que «estas mujeres nos pidieron que nos aparecieran como víctimas, querían comedia».

El texto se ha ido construyendo con reflexiones e improvisaciones «y se incluye un punto crítico y político», añade Castro quien adelanta que «para nosotras la coreografía es parte del lenguaje, poco a poco hemos entregado nuestro cuerpo a lo que queremos contar». EFE

 

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