jueves, marzo 28, 2024
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El toro estrella a ‘Paquirri’ contra en tendido

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Dos ovaciones en los prolegómenos, una para el manifiesto que se ha venido leyendo en todas las plazas y ferias importantes a lo largo de la temporada en pro de la libertad para poder asistir a los toros . La otra, para el torero local Jesús Millán, que este martes decía adiós a los ruedos al cabo de once años de alternativa. Sin duda, las ovaciones más cerradas y sinceras en la tarde. Y eso que hubo oportunidad para resultados muchos más notables. Dicho más claro, la corrida de Bañuelos sirvió mucho, pero los toreros no fueron capaces.
El llamado ahora ‘Paquirri’, se dejó ir el noble primero, cuyo único defecto era que no humillaba lo suficiente. Nada con el capote, y poco o menos con las banderillas. El hecho de no compartir el segundo tercio con el otro especialista en el cartel, el granadino ‘Fandi’, deja claro que no está Rivera para estos trotes, por mucho que mucho empeño y amor propio que ponga.
Vulgar y ventajista con los palos, y algo peor, cuando pretende entrar en alardes se ve más que apurado, como le sucedió a la salida del segundo par en el cuarto, al atacar por dentro en una clara manifestación de falta de facultades, a punto de que el toro lo estrellara contra las tablas. El caso es que Paquirri toreó al primero a media altura, sin gracia ni el mínimo ajuste, o, lo que es lo mismo, sin decir nada.
Una larga cambiada y estimables lances a la verónica en el recibo al cuarto. El susto en banderillas, cuando se escapó de milagro, puso ambiente de emoción, que, sin embargo, no acertó a aprovechar convenientemente en la muleta. La suavidad del astado por el pitón izquierdo se perdió entre «chicotazos» sueltos, pases de latiguillo, rápidos y sin la mínima expresión.A Millán le tocó un primer toro más lisiado que el titular devuelto, al que toreó muy espaciadamente, recolocándose mucho entre pases, sin llegar a empezar ninguna faena.
Pero el quinto fue bueno, aún llevando la cara suelta a principio de faena. Había que engancharlo y mandar en él. El trasteo de Millán fue lo que se dice compuestito, alternando las dos manos, sin llegar a nada. Lo peor, la espada. Al final, ovación de cariño por la despedida.
«Fandi» toreó de capote y puso banderillas en su primero a mil revoluciones. En el mismo tono con la muleta, dudando mucho por el buen pitón derecho. Por el izquierdo punteaba, y ni verlo.
El sexto, el único deslucido de los titulares, aunque iba y venía, se desplazaba con la cara natural, y parándose conforme avanzaba la lidia. ‘Fandi’ estuvo ahí pero sin resolver nada.
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