miércoles, abril 24, 2024
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«Segar» humedales para evitar que se conviertan en emisores de gases

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Para evitar este proceso, el proyecto cofinanciado con fondos europeos Life Wetlands4Climate (W4C) está testando en Valencia la efectividad de «segar» humedales con la ayuda de una máquina anfibia que, además de cortar la vegetación, la retira del agua para su posterior compostaje.

«Son ecosistemas muy productivos de vegetación. En un humedal natural en condiciones idílicas, esa vegetación sería consumida por herbívoros silvestres o, en su defecto, por ganado o para otros usos que le pudiera dar el hombre», ha explicado el responsable de Fundación Global Nature en la Comunidad Valenciana, Antonio Guillem.

Sin embargo, a día de hoy, nos encontramos con que los herbívoros silvestres y la ganadería han desaparecido de los humedales y con que la vegetación ya no es utilizada como recurso (antes se usaba, sobre todo, en cestería).

Con las siegas a gran escala, lo que se busca es «sustituir» ese consumo de vegetación que harían herbívoros o humanos. El objetivo, que los humedales sigan funcionando como sumideros de carbono y no se conviertan en emisores de gases de efecto invernadero (como metano), ha añadido.

Además, si la planta muere y cae el agua, al descomponerse consume el oxígeno que está disuelto en ella, provocando anoxia y la mortalidad de todos los seres vivos que allí habitan, de ahí la importancia de retirarla.

Una vez recogida del agua, la vegetación se tritura y se esparce por los campos de cultivo que rodean al humedal. «De esa forma, hacemos que el carbono que compone esa vegetación se quede fijado en el suelo», según Guillem.

Esa biomasa hace las veces de «mulching», acolchado que impide la proliferación de malas hierbas y ayuda a mantener la humedad de la tierra, lo que es muy beneficioso para los agricultores, que ahora la reciben gratuitamente.

EL LADO HUMANO DE LOS PROYECTOS LIFE

Para la realización de estos trabajos, la Fundación tuvo que contratar a un operario, Ximo Sánchez Ortega, lo que muestra, según Guillem, que los proyectos Life también sirven para generar empleo y fijar población.

«Trabajar en esto es muy gratificante. Estás trabajando en la naturaleza, ves mucha diversidad de animales y, sobre todo, notas una satisfacción muy grande porque haces lo que te gusta y ves que contribuyes a frenar el cambio climático, lo que es muy importante», ha explicado Sánchez Ortega mientras lo acompañamos en sus labores en el humedal de La Marjal del Moro.

«Estaba en paro cuando me avisaron de Global Nature y vamos, me hicieron un hombre», ha subrayado el operario, que durante años trabajó en un fábrica de cerámica que cerró con la crisis del 2008.

Su anhelo, que el proyecto dure cuanto más mejor y que detrás venga otro rápidamente. «Que esto no se pare, tiene que seguir, ya no por mí solo, sino por la importancia de todo lo que se está haciendo».

Antes de comenzar con la siega del humedal, estaba todo «muy cerrado y se veía muy poquito. Ahora está despejado, los animales tienen refugio y los visitantes una buena vista, que también se agradece», ha añadido. EFE

 

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