Un fracaso excepcional
El presidente de la Generalitat y candidato de CiU en las elecciones del pasado domingo, Artur Mas, no se cansó de pedir desde el mismo día que convocó las elecciones, una mayoría "excepcional" -se entendía que por encima incluso de la mayoría absoluta- de cara a poder liderar y llevar adelante su proyecto secesionista y que tendría como punto álgido la celebración de un referéndum en Cataluña, aunque esa consulta fuera ilegal. Los catalanes han hablado en las urnas y Mas ha cosechado, usando su propia terminología, un fracaso "excepcional", ya que no solamente se ha quedado muy lejos de la mayoría absoluta -ha obtenido 50 escaños cuando necesitaba 68 para lograrla- sino que incluso ha perdido respecto a las elecciones autonómicas del 2010 un total de 12 escaños y 90.500 votos.
ERC ha subido respecto a las elecciones de hace dos años un total de 11 escaños y 277.000 votos
Pero con ser ese el dato más lacerante para Mas y CiU, no se queda ahí la cosa. El adelanto electoral y, sobre todo el carácter plebiscitario a su propuesta soberanista con la que el actual presidente de la Generalitat planteó estas elecciones, a quien más ha favorecido ha sido a Esquerra Republicana, que ha subido respecto a las elecciones de hace dos años un total de 11 escaños y 277.000 votos. Se cumple una vez más ese axioma que indica que puestos en la tesitura de tener que elegir entre el original y la fotocopia, los electores siempre se decantan por el primero.
La paradoja es que habiendo ganado CiU claramente las elecciones -la segunda fuerza política, ERC, ha quedado a 29 escaños-, sin embargo Mas sale muy tocado de las mismas. Su apuesta soberanista ha fracasado. Su pulso con España y con Rajoy lo ha perdido. En un país con la suficiente cultura democrática, el candidato de CiU tendría que haber dimitido y haberse ido a su casa la misma noche electoral. Una vez que esto no ha sucedido, Mas y su partido tienen ahora que tomar una decisión muy importante y que no es otra que cómo y, sobre todo, con quién va a gobernar los próximos cuatro años.
Un sector de CiU querrá seguir en la senda de la radicalidad y pactar con ERC. Eso supondría correr un alto riesgo para el futuro de la coalición convergente, porque nunca es bueno meter a la zorra en el gallinero. Con el PSC no parece que estando el PSOE fuera del Gobierno de España, sea la opción mas recomendable. Y con el PP, aunque en política todo es posible, se hace muy complicado pensar que Rajoy pudiera y quisiera ahora apoyar a un Gobierno de CiU como si no hubiera pasado nada en los últimos meses. Tampoco habría que descartar un gobierno en solitario de CiU buscando apoyos puntuales con diferentes socios, lo cual no es nada sencillo de lograr. En definitiva, Mas se metió él solito en un lío, le ha salido muy mal y ahora tendrá que apechar con las consecuencias de su fracaso "excepcional".
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