(Re)Cortes y despilfarro

Con el telón de fondo de los Presupuestos Generales del Estado para el Ejercicio 2013 (cuyo protagonista principal, y no podía ser de otra forma, son los recortes en todos los sectores), el éxito del Consejo de Presidentes y la subida sin sorpresas en el paro de septiembre en 79.645 personas más tras el fin de la actividad estival y turística, nos encontramos con un panorama que roza lo patético, ruin y desolador por parte de las Cortes.

Con recortes sociales para la población y despilfarro para los políticos. Son muchos datos los que tenemos que tener en cuenta para poder analizar un panorama político, económico y social que limita con lo absurdo, si no lo ha traspasado ya.

En un período en el que, ahora más que nunca, toca apretarse el cinturón, la casta política no se aplica el cuento y sigue en sus trece o en sus 1.800 euros...

Bien es cierto que la malsana economía española estaba necesitada de recortes drásticos o estaba abocada a que todo llegara a su fin y al fracaso absoluto. Es decir, o se recortaba ahora o el ritmo de ayudas y subvenciones que mantienen el Estado del Bienestar hubiera finalizado totalmente.

Para entendernos, es mejor dejar de comprar un producto cinco estrellas durante un año a que no podamos ni comprar uno de tres, que nos ofrezca los mismo usos, pero que podamos seguir adquiriéndolo durante 20 años. Y eso es lo que el Estado ha hecho. Garantizar que una serie de derechos sigan estando al alcance de todos los españoles, recortando de todos los sectores. El por qué no podemos seguir haciendo uso de todos estos derechos en plenitud es otra cuestión.

Obviamente, al final esto es como la economía casera, con ciertas apetencias de un comensal llamado Unión Europea. Hasta ahí puedo estar de acuerdo: Reducir ahora para estirar al máximo los 'restos' que nos han quedado tras años de despilfarro y mal uso de los recursos en casi todos los sectores.

Pero justamente un sector, que da la casualidad que es el que está al frente y DEBE dar ejemplo no lo cumple, la llamada 'casta política'. Esta casta que solo sabe de privilegios, con derechos a dietas, artículos informáticos de última generación y comidas subvencionadas, entre otras cosas.

Una casta que parece no entender el término obligaciones. Y una casta que no está acorde con la actualidad social y económica que nos rodea. Que opinan y gobiernan a una ciudadanía que agoniza con subidas del IVA y recortes en todos los ámbitos, pero que son incapaces de analizar su 'código interno'.

'Consejos doy que para mí no quiero', parece ser el lema de los pasillos del Congreso, cuyos ocupantes se defienden alegando que no pueden renunciar. No hablamos de renuncias, hablamos de recortes y equilibrio económico con la situación económica española.

Bien es cierto que algunos diputados ya han actuado para cambiar estos 'derechos'. Pero debe de ser un reajuste elaborado de forma piramidal y unánime a todas las administraciones públicas. Aunque parece que estamos lejos, cuando es la propia Cámara Baja la que no presenta desde hace 30 años su informe anual de cumplimiento de las cuentas.

Patricia Vico