¿Quo vadis, Sánchez?

Estuve entre los esperanzados con Pedro Sánchez y no he perdido la esperanza del todo. Algunas cosas parece o, mejor dicho, parecía tenerlas claras como la de volver a situar al PSOE en su posición de principios y de cuerpo de doctrina única en todo el conjunto de España. Pero, y son crecientes los peros el secretario general del PSOE, se ha embarcado en una travesía cada vez más errática y contradictoria que el barco empieza a no saberse en que dirección navega. Que más que del timonel parece ir gobernando por según vienen las olas.

Es de manual que desde la oposición se haga oposición pero ello no puede significar que por atacar al rival se acabe cayendo en la peor de las contradicciones. Que es por donde ha acabado por caer en Cataluña. Bien en señalar como elemento troncal la soberanía irrenunciable del pueblo español, pero entonces ¿a qué viene esa equidistancia y esa pretensión de colocar en el mismo grado de responsabilidad a quienes defienden la Constitución y a quienes la violan y andar jugando con oportunismo políticos, frases hueras y apelaciones a imposibles diálogos con quienes solo lo entienden para imponer su voluntad? ¿Qué va a "dialogar" con Mas a ese respecto, la fecha o el lugar de la proclamación de la independencia?

Tampoco está de más poner en valor sus gestos anticorrupción. Fueron rápidos y demostraron voluntad política. Hasta que, en efecto, encallaron en Despeñaperros. Pero no es eso lo peor sino esa especie de puesta en escena de don Limpio que no se quiere juntar con quienes etiqueta como sucios. Estar de acuerdo y acordar, que por ello se han retrasado tanto las medidas legales anticorrupción, pero luego no querer apoyarlas no por que no les parezcan pasos positivos sino por contaminarse puede que sirva para la galería y la representación, pero ni es serio ni es cabal.

En esto último como en todo lo demás, lo del 135 que es ahora no, cuando ayer se votó y se defendió el si para acabar diciendo que tampoco es del todo que no, lo que parece prevalecer es el envoltorio sobre el contenido. Que más que moverse por líneas de pensamiento y realidad se actúa a modo de spot publicitarios continuados y sobrevenidos. Y lo más grave, que parecen ser réplicas sistemáticas a los spot del virtual rival que les disputa el territorio de la izquierda, los telepredicadores de Podemos. Y es ahí donde emerge el error que está socavando a Pedro Sánchez a enorme velocidad y haciendo que quienes le apoyaron ayer, de Susana Diez a Zapatero, y de Miguel Sebastian a Felipe González le empiecen a interpelar, incluso en público que ¿a dónde vas? .

Y esa misma pregunta es la que nos podemos seguir haciendo hoy. Según parece el bálsamo de Fierabrás con el que pretende restañar todas las heridas internas y externas lo sitúa en esa tantas veces anunciada reforma de la Constitución. Que si, que muchos entendemos que puede resultar algo a plantearse como un impulso regenerador que apuntale y restaure lo muros y vigas maestras de nuestro sistema de derechos y libertades. Hasta ahí bien pero cuando la cuestión se queda en enunciado, y ayer tampoco pudo apreciarse avance significativo, y en apelaciones a un estado federal y poco más pues tampoco es ello algo que pueda levantar ni excesivas expectativas. Más aún cuando surgen preguntas obvias como ¿pero es que se pretende con ello contentar a separatistas catalanes que diáfanamente proclaman que lo suyo es la independencia y nada más?. O ¿en concreto, cuales son los ejes de ese impulso que habría de ser de búsqueda de acuerdo, mínimos comunes denominadores de todos cara a nuestro futuros? ¿Qué hay que empezar a hablar y crear una subcomisión? Pues bueno, pues a lo mejor, pero ¿de qué y para qué?. Y la sensación es que de alguna manera se pretende comenzar a construir la casa por el tejado, o dicho de otra forma poner el envoltorio antes que el contenido y pretender servir el plato sin las tajadas. Y eso ni siquiera la más modernísima cocina española de diseño lo ha logrado. Algo, aunque sea un bronzo y una hojita, hay que poner. Pues eso señor Sánchez, que se deje de platos y envoltorios y diga cuales son su chicha y su almendra, que son las cosas de comer.

Antonio Pérez Henares