Políticos, encuestas, urnas, decisiones…
Las encuestas políticas y electorales suelen dejar algún resquicio para que quienes salen mal parados en ellas vean algún síntoma de alivio y no se hundan en la depresión flagrante. Los malos políticos suelen esgrimirlas contra sus adversarios cuando les conviene y obviarlas cuando les resultan inconvenientes. Suponemos que ante una encuesta que carga duramente contra la gestión del gobierno y la oposición, cuando deja mal parados al presidente del gobierno y al líder de la oposición y cuando la perspectiva de voto que obtienen sus partidos es irrisoria con relación a otros tiempos, entonces se produce el primer gran consenso postelectoral, más sencillo y fácil de rubricar que la respuesta política e institucional al problema de los desahucios.
El PP obtendría, de haber elecciones en el periodo de recogida de la muestra, el 35,9 por ciento de los votos, frente al 28,6 por ciento que se apostaría por el PSOE. Teniendo en cuenta que el muestreo se realizó antes de las elecciones vascas y gallegas, es probable que el PSOE no se encuentre hoy en una situación mucho mejor sino que, quizá, haya reducido sus expectativas.
Los 'populares' se distancian de los socialistas hasta en 7,3 puntos en relación con el sondeo electoral anterior, del mes de julio, porque aun reduciendo su intención de voto en un 0,7 puntos, los socialistas caen hasta casi el doble, computando una pérdida de 1,3 puntos. Con respecto al resultado obtenido hace casi un año en las urnas. Aunque el PP ha perdido ya 8,7 puntos, los socialistas no solo no se benefician del retroceso del PP sino que contabilizan una décima menos que en las elecciones del llamado "suelo electoral" socialista.
La gestión del ejecutivo de Mariano Rajoy q es calificada como "mala" o "muy mala" por el 67,1 por ciento -56,1 por ciento en julio- frente al 6,8 por ciento que dice que es "buena" o "muy buena" y un 23,5 que la considera "regular". Empeora también la valoración sobre la labor de la oposición del PSOE, que también es rechazada por la mayoría de los encuestados. Así, un 65,3 la definen como "mala" o "muy mala" -57,6 en julio-, un 5,7 como "buena" o "muy buena" y un 25 por ciento como "regular".
Sabrán cómo evaluar estas cifras en los cuarteles generales y en las salas de operaciones de los partidos políticos. Pero desde luego además de ensuciarse con reproches mutuos de tú estás peor, deberían reflexionar y tratar de realizar una reflexión crítica sobre sus propios actos e intentar contribuir de forma positiva a la solución de los problemas que crean este estado de opinión.
Veremos que pasa en Cataluña, donde el sondeo de las urnas, sumado al vasco y al gallego, dará algo más que una opinión. Entonces los políticos deberían atreverse a tomar decisiones que les afectan en primera persona en vez de hablar tanto de los demás en segunda persona del plural.