No sé, no recuerdo

Se contabilizan los “no sé” y “no recuerdo”, todo lo relacionado con el caso Urdangarín interesa, importa, indigna y a veces incluso conmueve, como cuando la Infanta ante una pregunta tendenciosa del juez Castro le respondió que “casi me ofende, Señoría”, o cuando se le llenaron los ojos de lágrimas al cuestionar el juez que el Rey le echara una mano para pagar la hipoteca de su casa y Doña Cristina respondió con un “Es mi padre” que implicaba que formaba parte de una familia, por mucho que ella fuera Infanta y su padre el Rey. Dicen que el juez acabará la instrucción antes de verano. Hace falta, para que de una vez por todas se sepa todo lo concerniente a los negocios supuestamente fraudulentos del yerno del Rey.

Hay movida en el Gobierno porque los nervios están a flor de piel a la espera del santo advenimiento: la lista europea del PP

Estos días los ministros envían sus informes a Moncloa para que Rajoy prepare sin fallos en debate del Estado de la Nación de la semana que viene. Sin embargo el Estado de la Nación  ha quedado descarnadamente expuesto en las últimas fechas: nuevos casos de corrupción que dejan temblando a la clase política,  y un polémica sobre el trato a inmigrantes en Ceuta que deja injustamente mal parada la imagen de la Guardia Civil. Y lo de injustamente es porque ese cuerpo se ha dejado la piel por este país y su gente, todo por cuatro duros y sin protestar, y en cuestión de inmigrantes ha salvado  miles de vidas. Lo cuentan los propios inmigrantes a la gente de la Cruz Roja que les atiende: cuando se encuentran en peligro al intentar llegar a las costas españolas, su única obsesión es vislumbrar un barco de salvamento de la Guardia Civil.  En el vídeo de Ceuta, el que exige la oposición, lo más significativo es la escena en la que cinco emigrantes nadan hacia una patrullera de la Guardia Civil. Los guardias rescatan del agua a cuatro de ellos, recula después la patrullera para impedir que la hélice alcance al quinto, y vuelve a por él, que nada hacia el barco para que le icen a bordo.  Lo que produce dolor es que los devolvieron de inmediato a la playa marroquí, al igual que a los 23 que alcanzaron la playa por la zona española. Pobre gente.

Valderas no va a ser nuevo candidato de IU, y hará todo lo que pueda para que el Gobierno andaluz actual se mantenga hasta final de legislatura

Aparte del caso de Ceuta que nos ha dejado a todos con el corazón encogido, hay movida en el Gobierno porque los nervios están a flor de piel a la espera del santo advenimiento: la lista europea del PP. Hay quien dice que el presidente la anunciará en el debate del día 25. Habrá que verlo. Puede ser que sí. O que no. Con este presidente nunca se sabe. Entre los nerviosos, Gallardón, y no por la lista europea, sino porque no se apacigua el debate sobre el aborto. Al ministro de Justicia le revienta que a la reforma de la ley del aborto le llamen Ley Gallardón, y en cuanto tiene oportunidad aclara que se trata de una ley del Gobierno. De todo el Gobierno. No le falta razón, las leyes son siempre colegiadas, pero si supiera como marcan distancias algunos de los colegas con los que se sienta en torno a la mesa del Consejo los viernes, sentiría una profunda preocupación. Algunos de ellos dicen incluso que a la ley se le va a dar largas hasta que acabe la legislatura. Cuesta creerlo, pero si lo dicen es porque son conscientes de que ha hecho daño. No gusta al ala más conservadora del partido ni tampoco a la más progresista, pero lo grave es que ha dado impulso a un PSOE que andaba alicaído y falto de  iniciativas.

Dice Juanma Moreno que Susana Díaz piensa adelantar las autonómicas para hacerlas coincidir con las europeas. ¿Quién le habrá engañado? Díaz no maneja ese calendario para nada. Entre otras razones porque Valderas no va a ser nuevo candidato de IU, y hará todo lo que pueda para que el Gobierno andaluz actual se mantenga hasta final de legislatura. Con lo bien que se vive  de vicepresidente…

Pilar Cernuda