Los "drogadictos" de 'Sálvame'

Los tiempos cambian que es una barbaridad, incluso en dichos populares. Antes era práctica común utilizar lo de que "el que esté libre de pecado que tire la primera piedra", para demostrar que todos somos iguales. Ahora, esa frase se ha sustituido por la de "¡si yo saco un bote de orina, a ver quién es el guapo que hace pis!". La gran diferencia es que no va dirigida a todo el personal, sino sólo a los contertulios de Sálvame.

La sentencia, que seguramente pasará a la historia de frases célebres en la pequeña pantalla (el listón no está muy alto en este apartado), fue de toda una "celebrity" como Belén Esteban, cansada de que ella haya sido la única que ha salido del armario de la drogadicción. Sobre todo cuando a su alrededor hay todo un batallón de personajes que, según ella, se meten más que Lindsay Lohan y toda la familia de Charlie Sheen junta.

La "princesa del pueblo", que de vez en cuando todavía tiene tiempo para pasarse por la televisión entre firma y firma de ejemplares de su libro, no hizo sino ratificar lo que ya había contado tras su reaparición en la pequeña pantalla, que si ella se mete, en su cadena hay gente que no sólo la emula sino que incluso la supera, por mucho que le cueste a ella reconocer que alguien es mejor que ella en algo.

Otra "joyita" entre la troupe de Sálvame como Miguel Temprano, que se sometió el pasado viernes al polígrafo (la fiabilidad de este aparato ha quedado ya en nada desde que se utiliza un día sí y otro también en Telecinco) confesó que se había acostado con varias compañeras de programa.

Lo malo es que que el sexo, drogas y rock and roll (a lo mejor a estos individuos les va más el pop o incluso la zarzuela) por el que postulaba, entre otros, Jim Morrison, el mismo que escenificaba masturbaciones y que logró que sus conciertos eran prohibidos en EEUU, ya no está bien visto en estos tiempos.

Antes, los espectadores y amantes del rock entendían y vivían la música con una cierta tolerancia hacia las drogas. Ahora, como quedó confirmado con Amy Winehouse, es todo lo contrario. Si realmente se demuestra, como dice Belén, que todos son unos drogadictos, quizás los miles de espectadores que ven a todos estos sujetos tarde sí y tarde también empiecen a perderles el respeto. Si es que alguna vez se lo han tenido.

La mosca