La Consejería de Exteriores catalana
Alucina, vecina… El Muy Honorable Presidente de la Generalidad ya no se conforma con nada y ha dado un paso más hacia la inmolación. Como buen nacionalista es victimista y quiere expiar a favor de la utopía.
El último paso hacia ese cadalso figurado al que quiere llegar Artur Mas ha sido la creación de la Consejería de Presidencia y Asuntos Exteriores.
Asuntos Exteriores nada menos. Si no quieres caldo tres tazas. Pareciera que anda como loco porque el Estado le aplique el artículo 155 de la Constitución vigente. Un artículo que, por mucho que los progres y los separatistas lo consideren un acto cuasi golpsita, es de lo más normalito de esa Constitución. Un artículo que los constituyentes pusieron como autodefensa. Pero nada más. No conculca ningún artículo de defensa de derechos fundamentales ni de derechos menores. Sólo existe para defenderse de gente como esta. Preveían que podía pasar en cuanto saliese un iluminado.
Lógicamente, para el puesto ha elegido a Francesc Homs (un hombre de Oriol Pujol), que se convierte, con el nombramiento, en el hombre fuerte del Gobierno con la misión específica de "internacionalizar" la causa de la independencia catalana. Toma del frasco, Carrasco. A su cargo, por supuesto, estarán también las "embajadas" de las que la Generalidad no ha querido desprenderse pese a la agónica situación de las cuentas autonómicas. Hecho que no deja de confirmar que es una huída hacia delante.
Sabe que por este camino será inhabilitado por la Justicia dentro de año y medio y quiere, para tapar su fracaso, pasar a esa historia catalana que el nacionalismo se ha inventado para su mayor gloria. Ya le pasó a Ibarretxe con su Plan y la aplicación por la ley.
Lo única duda que tengo es si esta locura no busca la aplicación del artículo 155 de la Constitución sino una aceleración de su propia muerte política. Siendo, como es, inviable su alianza con ERC, porque son el agua y el aceite y eso es imposible de juntar, Mas quiere que, al menos, se diga de él que lo intentó tras convocar nuevas elecciones.
En cualquier caso, es todo tan esperpéntico que nada tiene sentido. Y es que, en plena crisis económica y con en una Cataluña quebrada, Mas se permite ampliar el número de consejeros. Y si se le criticaban sus embajadas, ahora dispondrá, además, de un consejero de Asuntos Exteriores. Ah, y con un consejero de Cultura socialista que estaba a tres minutos de presentarse candidato a las elecciones primarias a la alcaldía de Barcelona por el PSC. Lo dicho, de traca…
La Avispa
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La sonrisa de la avispa