La confianza del Rey

Confianza. Y confianza en la política. El Rey fue claro en su apreciación. Para salir de la crisis hacen falta tanto la austeridad como el crecimiento. En todos estos conceptos están las recetas del cambio, tal y como expresó en su mensaje navideño la noche del día 24. Pero sobre todo, el Rey quiso resaltar el valor del papel de la ciudadanía expresado tanto en el quehacer cotidiano de cada español como en la responsabilidad añadida de quienes tienen la tarea de hacer política, la alta política que fue útil en otras crisis igualmente duras en sus treinta y siete años de reinado.

Todo tipo de opiniones suelen expresar el análisis detallado de cada una de sus palabras. Es un ejercicio inútil. La medida de su discurso está siempre en el equilibrio, y si bien este año no ha sido necesario hacer hincapié en el problema del terrorismo, la situación que atraviesa Catalunya es significativa de los nuevos problemas que aquejan a nuestra sociedad en medio del vendaval de la crisis económica y financiera.

El Rey recordó a los españoles que sufren y padecen las consecuencias de esta crisis, y también a los jóvenes que no entienden como su futuro se ha congelado repentinamente. Y en un alarde de optimismo certifico que su aventura por el mundo como nuevos migrantes cualificados traerá algún día nuevos beneficios para España.

El discurso del Rey no define nada en la política, pero si marca el escenario en el que se está produciendo la actuación. Ayuda a sosegar las reflexiones y a mostrar en torno a sus palabras la tan necesaria cohesión que España y los españoles reclaman, cada cual a su manera, en estos tiempos de confusión e incertidumbre.

Editorial Estrella