La Complutense, en riesgo de exclusión social
La Universidad Complutense de Madrid (UCM) se cae a pedazos. Prueba de ello es el edificio del Rectorado. En plena Avenida Séneca, su fachada se hace trizas.
El mensaje de González a las universidades está claro: que cada palo aguante su vela
Este miércoles los profesores salen a la calle, esta vez no se manifiestan, enseñan. En un desesperado grito de ayuda, los docentes han decido impartir las materias a sus alumnos en los lugares más emblemáticos de la capital para evidenciar que hasta a cinco grados se está mejor.
La Comunidad de Madrid parece la única ensordecida al inconsolable ¡SOS! que pide la formación superior. Por tercera vez consecutiva recorta el presupuesto a la universidad, un 16% menos para las cuentas de 2013.
Ya en 2012 la Comunidad dio a la UCM 536 millones de euros, 59 menos que en 2011 y para el año que entra la cantidad será inferior a la que recibía en 2007. Recortar en educación no ayuda a una institución que ya sólo promete el intento de garantizar las nóminas.
La UCM se ve obligada a cerrar edificios por peligrosos. El Ejecutivo regional reduce hasta los gastos de inversión para el mantenimiento inmobiliario; de 40 millones de euros a 4,6. Y luego sorprende que el Rectorado, los colegios mayores y las facultades se vengan abajo.
La UCM recibirá unos ingresos en 2013 inferiores a los de 2007
Con una deuda de 150 millones de euros a proveedores, por encima de lo que permite la ley, la UCM proponía diálogo con la Comunidad madrileña en su memoria de Presupuestos de 2012 para conseguir soluciones a este pasivo. Pero tras la reunión de los rectores de las universidades públicas con Ignacio González el pasado 9 de octubre, el mensaje de Madrid está claro: que cada palo aguante su vela.
El Ejecutivo se niega a permitir la refinanciación de la deuda de la UCM para evitar que dicha cantidad pase a engrosar el déficit de la propia Comunidad. Si en la sede de la Puerta del Sol buscan apariencia, este miércoles perderán toda teniendo a los alumnos en la calle antes de licenciarse. La educación también está en riesgo de exclusión social.
Editorial Estrella