La Banca gana
La Banca se ha pronunciado y ha afirmado por medio de un comunicado que “Ante la alarma social generada por los desahucios hipotecarios” se paralizarán “los lanzamientos durante los dos próximos años en aquellos casos en que concurran circunstancias de extrema necesidad”.
Este comunicado se ha hecho público ayer a primera hora de la mañana y se ha anticipado al encuentro de los dos partidos mayoritarios que, a última hora de la noche, aún permanecían reunidos para llegar a un acuerdo y elevarlo el próximo jueves al Consejo de Ministros para su inmediata entrada en vigor.
La Banca, pues, se ha adelantado y ha ganado en rapidez y capacidad de reacción. Lo hizo el pasado sábado Kutxabank a quien siguió de inmediato la también vasca Caja Laboral. Salvo el Popular, todos los dirigentes de los grandes bancos contemplaron con estupor el efecto de alarma y emergencia social que se produjo tras la muerte violenta de Amaia Egaña en Baracaldo.
La Banca ha mostrado una sensibilidad que ayer mismo se les reprochaba con respecto al drama humano
En este asunto se llega, en cualquier caso, demasiado tarde. Correspondía a los partidos políticos y muy singularmente al que gobierna o al que gobernaba en el pasado más reciente, haber encontrado soluciones factibles para evitar las tragedias que avergüenzan a muchos ciudadanos y que ensombrecen nuestra imagen en Europa, tanto o más que las ridículas aspiraciones soberanistas del oportunismo nacionalista, cuyo recorrido es tan corto como lo es la campaña electoral.
Pero no hay campaña en torno a los desahucios ni hay perspectiva para cientos de miles de familias que viven bajo la angustia y el terror del drama de la pérdida de su hogar. En esta ocasión, la Banca ha mostrado una sensibilidad que ayer mismo se les reprochaba con respecto al drama humano. Ahora, toca a las fuerzas políticas, cuyas reuniones en el inexplicable cónclave bipartidsta muestran su perfil menos inteligente por excluir a quienes en el parlamento expresaron insistentemente la necesidad de resolver el problema, enfrentarse a una solución para la que vale el Real Decreto tanto como la reforma legislativa. Si estos dos partidos se reúnen solos y sin taquígrafos será, quizá, para hacer patente su exclusiva responsabilidad en este terrible drama nacional.