Huelga general prosaica

Este miércoles, el sindicato unitario UGT-CCOO tiene convocada una huelga general a la que se han unido algunos sindicatos, todos los partidos de izquierda (parlamentarios y extraparlamentarios) y el PSOE. Los socialistas, sin dar la cara, eso sí ya que lo hacen con un vídeo en cuyas imágenes no aparece nadie conocido del partido. El vídeo invita a la huelga pero de manera impersonal. Como tirando la piedra y escondiendo la mano porque la mayoría de las causas de la huelga son consecuencia directa de la gestión zapaterista y de sus gobiernos. Como si no fuera con ellos. Como si todo se hubiera producido por generación espontánea en menos de un año.

El caso es que el sindicato unitario, aprovechando que los demás convocantes y apoyaturas de la huelga andan, políticamente, tocados, se han inventado una nueva huelga general política. Nada de defender a los parados y a los que trabajan. Más allá. Porque de lo que se trata no es de intentar cambiar la política social del Gobierno sino de cambiar al Gobierno, presionándole para que convoque un referéndum.
UGT-CCOO considera que las reformas que se ve obligado a hacer Rajoy por la mala cabeza del Olvidable ZP son ideológicas y para combatirlo se necesita una acción ideológica. Revolucionaria. Incluso, con la posibilidad de hacer uso de la violencia piquetera si fuese necesario, como intentará hacer en los servicios públicos de transporte. Y, como es natural, la izquierda borreguera en cuanto oye la palabra revolución se une a lo que sea.

Pero este motivo político es sólo de boquilla. Porque esta huelga general política convocada por el sindicato unitario, la segunda que convoca en ocho meses sin que nada haya cambiado, tiene razones mucho más prosaicas. Tan prosaicas que están relacionas con el bolsillo. Y es que, pese a su idealismo, la cosa de la pasta es la que manda en ella ya que UGT-CCOO ha visto complicársele el tema en los próximos presupuestos con una considerable reducción de ingresos. Y eso sí que duele.

No sé exactamente cuánto nos cuestan los sindicatos porque esa cifra es más secreta que la fórmula de la Coca-cola. Pero, según Mikel Buesa, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Complutense de Madrid, 'la suma total de los recursos que bajo una u otra forma se han destinado a financiar a los sindicatos y sus actividades en el año 2011 está en un nivel algo mayor a los 1.220 millones de euros'.

1.220 millones de euros al año, una pasta gansa. Y como supongo que la mayor parte de este dinero irá destinado al sindicato unitario por aquello de ser mayor que todos los demás, no me extraña que la cosa les duela.

Creo, en cualquier caso, que esta huelga general prosaica será un fracaso. Primero por reiterativa y cansina y, segundo, porque la mayoría de los españoles lo que quiere, de verdad, es arrimar el hombro a esta crisis para salir cuanto antes de ella y no hacer que España pierda mañana muchos millones de euros por una cuestión política más falsa que un euro de chocolate.

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