Horrible violencia en EEUU
Estados Unidos debería hacer una reflexión nacional, sosegada y sensata, acerca de la violencia enquistada en la naturaleza social de su país. La frecuencia con la que se producen crímenes horrendos y el mantenimiento de un sistema en el que la posesión de armas de fuego de todo tipo como parte de su “cultura” los conduce intermitentemente a situaciones incomprensibles en el resto de culturas occidentales y de países con un alto nivel de modernización.
En Europa la violencia no forma parte habitual de las respuestas que la sociedad busca a sus problemas
Ahora, entierran a una veintena de niños y a seis adultos porque un adolescente enfermo tomó las armas de su madre para resolver a tiros los trastornos de su enfermedad mental. Da igual la explicación sociológica que se busque, la realidad es médica, y la respuesta ante semejante situación no debe estar sólo en prevenirse de los enfermos mentales, que muchas veces esconden sus emociones con habilidosa opacidad, que son capaces de realizar tan espantosos crímenes, sino en los recursos que pueden tener al alcance para perpetrar las barbaries que, insistimos, se presentan una y otra vez.
Partiendo de que el debate les corresponde a ellos y no a los demás, lo cierto es que en Europa, una Europa afectada por la crisis, la violencia no forma parte habitual de las respuestas que la sociedad busca a sus problemas. El caso de Breivik en Noruega tiene una doble dimensión: la de un criminal consciente de su crimen y el daño que ha causado, y por otro el de la excepcional circunstancia de su crimen.
A nadie se le ocurriría en Europa imaginar como un hecho natural que el vecino tuviera un arsenal en su casa por “si acaso”. Esa es, por una vez, una diferencia que nos mejora notablemente con respecto a nuestro vecino país del otro lado del Atlántico.
Editorial Estrella