El paro de los miserables

Los trabajadores de Metro de Madrid han aprobado, en asamblea, secundar dos jornadas consecutivas de paro que afectarán a la Cabalgata de Reyes, al tiempo que han avisado de que no garantizan el cumplimiento de unos servicios mínimos que consideran "abusivos". Ellos son así de chulitos. Son del Metro. Se consideran intocables y lo mismo les da que les da lo mismo.

“¿Dónde se puede hacer más daño a los ciudadanos de Madrid?”

Donde más les duela. Como, al parecer, los madrileños se están acostumbrando a sus paros, es hora de fastidiar a sus hijos. A molestarles la cabalgata.
Sin duda, será el paro de los miserables. Pero no en la acepción de desdichados sino en la de perversos. Porque de perverso es pensar así.

Creo que estos tipos, trabajadores del Metro de Madrid, como privilegiados que son, no deberían haber llegado tan lejos.

Privilegiados, repito. Y como es así, vayamos por partes, como diría Jack el Destripador:

En España, el salario medio de los trabajadores se sitúa en 21.500 euros por año. En Metro de Madrid, la retribución media del 65% de los trabajadores (conductores, personal de estaciones y oficiales de mantenimiento) se sitúa en los 33.000 euros. En el caso de los conductores, la media se eleva a 38.000 euros. A través de las categorías de acceso, el salario mínimo establecido por la compañía es de 26.500 euros anuales. Para estos puestos, el único requisito consiste en disponer de un módulo de grado medio (FP 1) o del graduado escolar.

Otras ventajas son los abonos gratuitos de transporte para cónyuges e hijos, seguro de vida, dietas de comida, ofertas comerciales o cursos de idiomas gratuitos, entre otros.

Más ventajas:

El grado de rotación externa de la compañía se sitúa en el 0,5%. Los expertos indican que una rotación saludable no debería ser inferior al 3%.
Metro de Madrid concede préstamos en condiciones ventajosas a sus empleados, para consumo o adquisición de vivienda.

Los cónyuges e hijos de los más de 7.500 trabajadores del grupo pueden viajar gratis. Los familiares, con descuentos. Y los jubilados no pagan.

Más todavía: Por supuesto, además de dietas para comida, los empleados disponen de diferentes cursos de formación gratuitos, incluido idiomas.

¿Quieren saber más de estos privilegiados? Tienen bastantes más. Y no hay más que buscar un poquito para conocerlos. Son datos públicos.

Y la verdad es que ya les vale. Porque, a todo esto, el Metro sigue perdiendo dinero que pagamos los que pagamos impuestos.

Y es que dificultar que los niños madrileños puedan vivir en toda su intensidad su noche de ilusión es de miserables. Se pongan como se pongan.

La Avispa

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La sonrisa de la avispa