El palco del deshonor
En la bota de Sergio Ramos se asentaban seriamente una serie de principios que ni por la tensión ni la trascendencia del momento fueron relegados. Se decidía el destino final de la selección. Quería desquitarse del penalti estratosférico y demostrar la naturaleza de su talento. Y surgió Panenka que dio belleza y armonía a un momento de angustia trágica: alguien debía, definitivamente, perder. Esa es la forma en la que se manifiestan los genios: actuando imprevisiblemente en los momentos menos esperados.
En política pasa siempre lo contrario. Siempre quizá sea exagerado, pero la frecuencia con la que los políticos desertan de sus principios trasciende a lo anecdótico y se torna regla. Por eso, Monti y Rajoy acompañarán a sus selecciones en el palco del estado de Kiev, acompañados por un presidente tirano, Viktor Yanukovich, que encarcela y persigue a los disidentes y que mantiene en prisión a la jefa de la oposición, la antigua líder de la Revolución Naranja, Yulia Timoshenko.
Uno teme que en el fondo, a Monti, un funcionario sin escrúpulos del que no sabíamos que también carecía de principios, y a Rajoy, un político menor en una época mediocre, les parezca una anécdota la represión en Ucrania.
Hace tan sólo unas semanas, todos los líderes europeos de la Unión se conjuraron para defender la democracia y las libertades en ese país, boicoteando los actos protocolarios de la competición de la UEFA.
Pero los principios de los políticos no son como el talento de ramos. Arriesgados y persistentes. Son banales y superfluos. Por eso se sientan junto a los mismos que denunciaban sin despeinarse. Y no por el ardor entusiasta de un juego de deportividad, sino para pillar foto y sacar partido estético de la gesta de un puñado de luchadores con principios que, ellos si, nos representan a todos.
Este dueto sin principios es el que pretende contarnos que ha salvado el euro; lo habrán hecho conspirando en los palcos del deshonor. Ellos que no tienen ni pudor, ni vergüenza. Ni principios. Libertad para Ucrania.
Rafael García Rico-Estrella Digital
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Rafael García Rico