El comité del sopor
¿Qué tiene de súper el "supercomité" pues?
El Selecto Comité Conjunto de Reducción del Déficit Público, como se le conoce formalmente al supercomité, celebró una primera vista la pasada semana que consistió por completo de discursos vacíos de los miembros de la instancia. El panel acompañó ese triunfo de una vista la mañana del martes dedicada en gran parte a ir pasando la culpa del déficit.
"Sufrimos una crisis de deuda precipitada por el gasto público", anunciaba el congresista de Texas Jeb Hensarling, co-presidente Republicano de la instancia. El Senador Republicano de Pensilvania Pat Toomey decía: "Espero que seamos capaces de explorar en alguna medida hoy lo significativamente que los grandes programas sociales son los grandes impulsores a largo plazo de este problema".
El congresista Demócrata de California Xavier Becerra replicaba diciendo que "la porción más sustancial de todas" de la crisis, aparte de la repercusión del colapso económico, "está constituida por las bajadas tributarias de los ejercicios 2001 y 2002, las bajadas tributarias Bush". Las rentas altas, afirmaba, "deberían de estar dispuestas a poner su parte, a cumplir su deber patriótico de contribuir a la recaudación pública".
Hay escépticos que afirman que las esperanzas de que el supercomité proponga algo parecido a una solución integral al problema del déficit son escasas. A mí me parece que esos escépticos pecan de optimistas.
Como descubrieron los integrantes del comité el martes en el testimonio del responsable de la Oficina Presupuestaria del Congreso Doug Elmendorf, tienen que tener la legislación a mano para principios de noviembre si quieren cumplir el plazo de finales de noviembre que ellos mismos se han impuesto. Pero si la vista del martes indica algo, es que no se ponen de acuerdo en la naturaleza del problema.
"La pregunta fundamental", aleccionaba Elmendorf a los legisladores locos por buscar culpables, "no es cómo llegamos hasta aquí, sino a dónde se quiere que vaya el país".
El principal contable legislativo, considerado en muy alta estima por las dos formaciones oficialistas como árbitro neutral, dejaba claras las opciones: si se desea conservar los programas sociales como están, habrá que realizar grandes subidas tributarias e importantes recortes a todo lo demás que hace el estado. Si se quieren dejar los impuestos donde están, habrá que realizar importantes recortes en los programas sociales en la misma medida que a todo lo demás.
La respuesta debería de ser evidente para la gente razonable: todo lo anterior. Para evitar una subida ruinosa de los impuestos o recortes devastadores en la seguridad social o el programa Medicare de la tercera edad, harán falta subidas tributarias menores y recortes menores de lo social.
Hay legisladores serios en la instancia -- los senadores Demócratas Patty Murray (Washington) y Max Baucus (Montana), y el Senador Republicano Rob Portman (Ohio) y el congresista Dave Camp (Michigan) -- pero también hay suficientes partidistas enrocados para suscitar la sospecha de que el comité ha sido creado para fracasar. Eso probablemente se traduzca en que los integrantes del comité convendrán en poco más que recortes en los programas de gasto público administrativo independiente de la defensa.
El Senador Republicano de Arizona Jon Kyl indicaba lo bajas que son las expectativas del panel cuando empezó a preguntar a Elmendorf por formas de recortar el déficit eliminando el despilfarro de programas como el Medicare de la tercera edad.
Elmendorf se resistió a este razonamiento. "No hay pruebas", decía, de que "las iniciativas en esta dirección puedan alcanzar algún porcentaje sustancial de cantidades que empiecen por la 'b' de billones".
El congresista Republicano de Michigan Fred Upton no escuchó al parecer la advertencia. "Quiero destacar lo que dice nuestro amigo el señor Kyl del fraude y el abuso de recursos públicos", informaba a Elmendorf.
El derroche es calderilla en comparación con los grandes capítulos del gasto: privilegios fiscales que representaron de media el 18% del producto interior bruto de los 40 últimos ejercicios pero que ahora se sitúan en el 15.3%, y el gasto en la seguridad social, el programa Medicare y los programas similares que salta de golpe de la media de 40 ejercicios en el 7.2% al 10.4%.
Los Demócratas parecían captar exclusivamente la primera parte; los Republicanos se ocupaban exclusivamente de la segunda. Upton, por su parte, culpaba a la reforma sanitaria del Presidente Obama, que supuestamente "costará al país casi 2 billones durante los 10 primeros años".
Pero el congresista Demócrata de Maryland Chris Van Hollen, decidiendo por las buenas que "el grueso" del problema del déficit se debe a la política fiscal, se burlaba de sus colegas: "Es hora de que este comité se ponga serio".
Cada parte empleaba preguntas de manual encaminadas a atraer el apoyo del neutral Elmendorf.
Hensarling planteaba si el crecimiento del gasto social "puede tacharse de explosivo".
"Muy precipitado, congresista, sí", respondía Elmendorf, que con sus gafas y su barba recortada daba la imagen propia del papel de árbitro económico.
El Senador Demócrata de Massachusetts John F. Kerry preguntaba si el actual nivel de recaudación pública está "muy por debajo de la serie histórica".
"Sí, es correcto", respondió Elmendorf.
Pero Portman llevó al testigo demasiado lejos cuando preguntó a Elmendorf cuál "tendría que ser el principal objetivo de este comité".
"El lugar en el que la Oficina Presupuestaria o yo hacemos recomendaciones de cómo proceder realmente no", respondió el árbitro.
Una lástima. Si tuviera a gente sensata al frente, el comité hasta serviría de algo realmente súper.
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Dana Milbank