El CIS sólo salva a Rubalcaba
El último sondeo del CIS sólo le deja un consuelo al PSOE: Rubalcaba. El vicepresidente es el mejor valorado, con diferencia, de todo el Gobierno. No sólo mantiene su buena valoración entre los ciudadanos, sino que la mejora. Su popularidad está en 5,32 puntos, dos puntos por encima de Rajoy, que deteriora todavía más su imagen. El líder del PP ya está en 3,25. Rajoy sigue por debajo de Zapatero, a pesar de que el presidente toca un nuevo suelo: 3,30; empezó la legislatura en un 5,58.
Aquí se acaban las buenas noticias para los socialistas porque todo lo demás es malo o peor. El indicador que más suele acertar el resultado de las elecciones, esa pregunta de “¿cuál le gustaría a usted que ganase las elecciones?”, da al PP casi seis puntos de ventaja. También gana el PP por 6,8 puntos en intención directa de voto y en la cocina, en la estimación que los técnicos del CIS hacen de todos estos datos, el PP aumenta su ventaja a 10,1 puntos, lo que da para una mayoría mucho más que absoluta.
Los matices tampoco cambian mucho el resumen del cuadro. La imagen del PP sigue siendo mala –los ciudadanos lo ven más dividido y más corrupto–. Zapatero sigue ganando a Rajoy en capacidad de diálogo y honestidad, pero pierde en otros atributos hoy, con la crisis, mucho más demandados. Según el último barómetro del CIS, Rajoy tiene más capacidad de gestión, entiende mejor los problemas de España y tiene más visión de futuro. El PSOE apenas sigue por delante en una pregunta, la 23 de la serie, donde siempre ganan: “¿por cuál de los siguientes partidos siente usted más simpatía o considera más cercano a sus propias ideas?”. Ahí los socialistas cuentan con 3 puntos de ventaja, pero en abril de 2010 eran siete.
El electorado socialista tampoco es el más envidiable. El PP gana más claramente entre los jóvenes, entre los universitarios y en las grandes ciudades. El PSOE sólo se mantiene en los pueblos pequeños, los pensionistas y los ciudadanos sin estudios. Y hay un dato preocupante para todos los partidos: cada vez son más los españoles que ven en los políticos un problema, y no una solución. La mala imagen de la política está en récord histórico.