Cuesta de enero hasta agosto

Se cierra un año duro y viene otro del mismo nivel, porque la cuesta de enero va a durar, al menos, hasta agosto. Luego, ya veremos. Los optimistas, entre los que me gustaría encontrarme, creen que a final de año empezaremos a ver la luz, y los pesimistas, la mayoría, dicen que a finales de 2013 habremos llegado cerca de los seis millones de parados, que todavía no estaremos creando empleo neto y que los bolsillos de los ciudadanos estarán más vacíos que este diciembre. Hay que reactivar la economía y la creación de empleo y tratar de que la dinámica de la crisis deje de ser negativa. Seguramente sólo un pacto de Estado -seguridad institucional, educación, empleo, justicia, pensiones, sanidad- puede ayudar a ello, pero ninguno de los dos grandes partidos está por la labor de hacerlo. Mientras tanto, el problema de muchos no es trabajar o crear una empresa sino cobrar su trabajo. Artur Mas no tiene dinero para pagar a sus funcionarios y por eso se ha embarcado en una deriva independentista que distrae del verdadero problema de Cataluña: sus cuentas públicas, su competitividad, su pérdida de innovación, su casi bancarrota.

El problema de muchos no es trabajar o crear una empresa, sino cobrar su trabajo

En Cataluña, como en el resto de España, uno de los principales problemas es la morosidad del sector público que ahoga a muchas empresas y a no pocas entidades sociales. El Gobierno logró que ayuntamientos y autonomías sacaran de los cajones muchas facturas pendientes y les dio fondos para pagarlas. Pero ya vuelven a estar llenos. En Cataluña, hospitales, laboratorios, centros educativos públicos y concertados y otras entidades no tienen para sábanas, para sustituciones o para reparaciones imprescindibles porque no llega el dinero público. En toda España, la factura impagada de la ayuda a la dependencia empieza a poner en riesgo servicios indispensables para muchas familias. Y a muchos trabajadores.

Las Administraciones públicas deben a Cáritas y a otras ONG's millones de euros que no saben cuándo van a pagar. Las más pequeñas, las que vivían de las subvenciones públicas, han cerrado o están al borde de las quiebra. Las otras se mantienen echando mano de los fondos de reserva. Muchas autonomías deben millones de euros a los abogados de oficio que han hecho su trabajo, a los autónomos, a las pymes -11.000 millones dicen sus representantes sólo desde el 1 de enero de 2012- cuyos servicios contratan. Y no pasa nada. Bueno sí, esa impunidad de la que disfrutan las Administraciones hunde la economía y provoca tragedias humanas.

La morosidad del sector público ahoga a muchas empresas

El ministro Montoro ha anunciado que en 2013 las Administraciones públicas serán multadas si no pagan sus deudas en 30 días y que, desde marzo, tendrán que pagar intereses del 8 por ciento si se retrasan más. ¿Nos reímos o lloramos? Todos esos profesionales y empresarios que no cobran lo que se les debe, habrán abonado el IVA rigurosamente. Y si quieren reclamar las deudas tendrán que pagar previamente las tasas de Gallardón. Y esa Justicia del ministro no les garantiza ni que les paguen ni que lo hagan con intereses.


Estrella Digital respeta y promueve la libertad de prensa y de expresión. Las opiniones de los columnistas son libres y propias y no tienen que ser necesariamente compartidas por la línea editorial del periódico.

Francisco Muro de Iscar