Cuando todos, menos Mas, quieren ser segundos
El Partido Popular de Cataluña ha decidió pasar a la ofensiva. En primer lugar ha contado con el esfuerzo movilizador de la presencia de Mariano Rajoy que ha sido duro y contundente en la advertencia contra las políticas de Mas.
En segundo lugar, Alicia Sánchez Camacho ha decidido que ha llegado la hora de su “sorpasso” al PSOE. Y lo ha hecho atacando electoralmente en los feudos hasta ahora más sólidos del socialismo. La debilidad del PSC, atacado por todos los frentes, pone en el mercado electoral muchos de los sufragios indecisos que las encuestas han detectado. La desafección del electorado socialista puede servir de nutriente a todas las fuerzas de arco político, tal y como también anuncian los sondeos.
Alicia Sánchez Camacho ha anunciado su rechazo al euro por receta implantado por Mas y mientras se ayuda por ministros y dirigentes territoriales de su partido para contestar el discurso secesionista, ella trabaja sobre respuestas a la crisis económica acusando a Mas de incapacidad para resolverla.
El PSC ha anunciado por boca de su candidato, Pere Navarro que creará una vicepresidencia en el gobierno para atender los problemas sociales de la crisis pero ello ha quedado en un segundo plano ante el discurso contundente de Marcelino Iglesias que no ha tenido reparo en recordar las guerras civiles que han sacudido a España o los millones de muertos que los nacionalismos dejaron sobre la faz europea en el siglo XX.
En esta confusa campaña solo faltaba el ímpetu de ERC que ha anunciado su convicción de ser la segunda fuerza en el Parlament. Curiosa esta campaña en la que solo uno quiere ganar y todos quieren ser segunda fuerza.
Análisis Estrella