Control legal de los partidos

La operación es sencilla: en medio del huracán que amenaza con llevarlos por delante, aparece una insólita oportunidad de dar la vuelta a la situación, convertir en brisa la tormenta y escapar incólumes de sus fechorías: aparece, señoras y señores, una repentina amnistía fiscal, una especie de primavera anticipada en el frio invierno de la presión judicial.

Esta operación consiste en que mientras los inspectores encargados de los asuntos de Hacienda de la Fiscalía Anticorrupción están dedicados a buscar y desentrañar las complejas cuentas y los sospechosos movimientos del patrimonio de los sujetos imputados en las tramas corruptas - el caso de López Viejo-, aquí y allí, en el paraíso fiscal suizo, él, que sepamos, o ellos, ya veremos, se dedican minuciosa y hábilmente a aflorar, al amparo de la citada amnistía fiscal del señor Montoro, sus fondos opacos para eliminar cualquier posible delito o irregularidad fiscal, quedando el camino expedito para, por cuatro perras, hacer legal el producto de lo defraudado, quién sabe si robado, que todo apunta a ello, con todas las de la ley.

La economía de las clases medias y de los trabajadores se va por el desagüe, se hunde

Y así estamos, dando vueltas, buscando nuestra identidad pérdida, incapaces de abstraernos de esta pesada losa que se llama corrupción y que amenaza la integridad del sistema, esto que el juez Pedraz ataca con convicción y que Rafael Hernando defiende sin ningún crédito; porque ahora, las cosas estando como están, no se trata tanto de salvar la cara de este régimen como de tratar de colocar un cordón sanitario que al menos defienda la virtud de la política como tarea digna y como compromiso ético, que es precisamente lo que se pone sistemáticamente en juego con acontecimientos como los que nos ahogan en estos momentos.

El edificio se cae, porque las explicaciones decaen y todo es fantástico, como Amy. La cosa es que mientras tanto el país, su economía, o por ser más precisos, la economía de las clases medias y de los trabajadores se va por el desagüe, se hunde, aumenta el paro y las oportunidades se ciegan en el confuso entramado de este espanto.

No queda más que pedir a los responsables de los partidos políticos que tienen representación parlamentaria la reforma que haga inviable la supervivencia de la corrupción, y esa reforma afecta a la ley de Partidos, debe obligarlos a asumir legalmente la responsabilidad subsidiaria de los actos de sus responsables y de sus cargos públicos. Ya verán cómo la maquinaria deja de proteger, amparar, o justificar 'legalmente' lo que dan ya por perdido 'moralmente', y los testaferros, los tesoreros de millones y otras hierbas, sufren el control severo de los que ambicionan el poder político.


Rafa García-Rico - en Twitter @RafaGRico - Estrella Digital


Rafael García Rico