Camino del abismo

La noticia más relevante del fin de semana ha sido los catastróficos datos que ha arrojado la Encuesta de Población Activa (EPA) correspondiente al tercer trimestre. La tasa de paro ha rebasado el 25 % y el número de desempleados ha aumentado en 96.900 personas durante el citado periodo. Por si fuera poco, la EPA también nos ha desvelado que España se acerca peligrosamente a los 2 millones de hogares con todos sus miembros sin trabajo. Concretamente, en septiembre había 1.737.900 familias en esta situación, lo que supone un aumento de 312.700 o, si se prefiere, del 21,94 % respecto al año pasado.

Con semejantes cifras, no debe sorprender a nadie que el Instituto Nacional de Estadística sitúe a uno de cada cinco españoles en situación de pobreza o que el 40 % de los hogares no tenga capacidad para afrontar gastos imprevistos. Para más inri, el 30 % de las familias tiene pendiente el pago de una hipoteca. No hace falta ser un vidente y acariciar una bola de cristal para darse cuenta de que muchos, muchísimos, de esos españoles no podrán hacer frente al pago de sus obligaciones crediticias en 2013.

El Ministerio de Empleo y Seguridad Social intenta insuflar algo de optimismo y nos recuerda que la destrucción de empleo es ligeramente menor a la sufrida en el mismo periodo del año pasado, en el que se perdieron 146.800 puestos de trabajo y 144.700 personas pasaron a engrosar las listas de los servicios de empleo. También que el número de trabajadores por cuenta propia creció en 65.100 personas frente al trimestre anterior.

Sin embargo, no debemos ponernos paños calientes ni aplicarnos vendas sobre los ojos: estamos asistiendo, en carne cruda, al dramático espectáculo de la destrucción de la clase media de nuestro país. España va camino de superar la barrera de los seis millones de desempleados, tal y como ya rompió marcas rebasando los tres, los cuatros y los cinco millones en años recientes. La famosa Champions League, ya saben.

A pesar de las numerosas medidas tomadas por el Gobierno y tras ocho meses de la aprobación de la reforma laboral, los españoles no observan resultados. Si bien es cierto que el ejecutivo que preside Mariano Rajoy asegura que los efectos positivos generados por sus políticas en materia de empleo se verán en la segunda mitad de 2013, me pregunto si la ciudadanía de este país podrá esperar con la templanza y la tranquilidad necesarias hasta que llegue esa fecha. Mucho me temo que no. Datos como los ofrecidos por la última EPA no invitan precisamente a ello. Marchamos camino del abismo.

Gorka Labarga-Estrella Digital

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Gorka Labarga