Ayudas ilegales
El Primer Ministro británico, David Cameron, ha vuelto a abrir esta misma semana la caja de los vientos de Pandora sobre el siempre controvertido tema de la inmigración. Al advertir que el Reino Unido podría incluso salirse de la Unión Europea, si no se le permite desde las instituciones europeas aplicar medidas más extremas y contundentes que regularicen y restrinjan los flujos migratorios. Además, piden que puedan expulsar de su país a todo emigrante que en el plazo de seis meses no consiga un puesto de trabajo.
Este órdago del primer ministro británico, y al que algunos erróneamente desde las instituciones europeas le dan poca verosimilitud porque según ellos incumpliría con los Tratados Europeos. Ignorando que el Reino Unido sigue tensando las cuerdas de todos los temas que provengan de Bruselas, sin contar en muchas ocasiones con lo que vengan a decir o proponer los mandatarios europeos. No hace más que agravar uno de los más graves problemas, por no decir el que más, que tiene la Unión Europea en la mayoría de sus países y que se circunscribe a todas las políticas de inmigración: desde entradas de flujos migratorios, pasando por ayudas de los estados a los inmigrantes sin recursos, concesión de visados etc.
Pero lo más significativo es que el debate abierto de nuevo en el Reino Unido sobre la inmigración lo podemos trasladar a casi todos los rincones de la geografía europea a nivel local, regional o nacional.
Claro ejemplo de lo que estoy diciendo, es lo que está ocurriendo en nuestro país España. A nivel regional en el País Vasco y colocándolo en lo local en la ciudad de Vitoria, donde algunos han instalado en esas tierras desde hace tiempo determinados tópicos que hacen que si defiendes la unidad de España seas tildado inmediatamente de fascista, y si defiendes que las ayudas sociales se controlen y se ajusten a sus necesidades, entonces seas un racista.
Al alcalde de Vitoria-Gasteiz, mi compañero del PP vasco Javier Maroto le están acusando y vilipendiando el resto de las fuerzas políticas apoyadas por mequetrefes de alguna ONG. Ellos se presentan como los ángeles custodios de los inmigrantes, por haber dicho y denunciado el alcalde lo que piensan, lo que ven, y lo que sienten la mayoría de las gentes de su ciudad.
Es decir, que de las ayudas sociales que se dan en su municipio las aprovechan colectivos de inmigrantes, especialmente y mayoritariamente del colectivo de algunos magrebíes, quienes prefieren no trabajar porque subsisten mejor con esas ayudas. Que se lo están quitando a muchas familias españolas que no ingresan absolutamente nada en sus hogares. Y que los impuestos de los españoles, y en este caso, los de los vitorianos, sirven para financiar mayoritariamente a colectivos emigrantes de otros países que están muchos de ellos irregularmente en nuestro país, incluso a veces sin estar censados, y que estamos dando a otros lo que quitamos para los nuestros.
Puede ser que sea para muchos un discurso políticamente incorrecto, pero es una verdad incuestionable, avalada sobre todo con los datos puestos encima de la mesa y presentados por el alcalde popular. También se apoya por los relatos de los ciudadanos de la ciudad del alcalde Javier Maroto, ya que muchos de esos ciudadanos se nos acercan a los políticos para decirnos que incluso no son votantes en muchos casos del Partido Popular, ni de Javier Maroto, pero a renglón seguido nos recuerdan que el alcalde dice la verdad. Los ciudadanos están hartos de que nadie hasta ahora haya hecho nada desde el Gobierno Vasco gobernado por nacionalistas u otras instituciones para solucionar este abuso que se está produciendo en su ciudad y que ellos lo han visto con sus propios ojos.
El nerviosismo en las filas nacionalistas vascas es patente, ya que ellos son los responsables de dar esas ayudas. Las huestes nacionalistas han pasado de insultar al alcalde comparándole con Hitler, a tener que reconocer que verdaderamente hay un problema, que han habido abusos, despilfarro y mala gestión en el reparto de esas ayudas. Muchos han rectificado su discurso inicial de que todo estaba correcto a decir que se revisarán las ayudas dadas y la forma de reparto que se haga para el futuro.
Sabemos que cuando ocurren estos fraudes en determinados sitios, el efecto llamada entre los colectivos de inmigrantes. Ellos ayudados en casos por algunas ONG, hace que ciudadanos inmigrantes irregulares extranjeros se dirijan a ciudades donde van a tener gratis la sanidad, la educación para sus hijos incluidos material didáctico y ayudas económicas a la familia superiores a las que ganan viudas y muchos jubilados españoles.
El alcalde ha tenido que ir a declarar a los juzgados, entre los insultos de sus denunciantes que le esperaban en las puertas de dichos juzgados, por tener la gallardía de denunciar los fraudes que existen y por decir simplemente la verdad.
Como se ha comprobado, desgraciadamente la defensa de los intereses de la ciudadanía y el combatir y denunciar el fraude sigue saliendo a veces cara para algunos en este país.
Carlos Iturgaiz