Alemania y el paro juvenil

Ofende la curiosidad que provoca en los líderes europeos, particularmente en los alemanes, el drama del desempleo juvenil en España. No es novedad que la distancia interesada se torne, ocasionalmente, preocupación educada como consecuencia de un inevitable pronunciamiento.

Nuestro problema de empleo proviene del inicio de la crisis

En este caso, la realidad de las estadísticas se ha ido labrando con la realidad de los hechos, que son tan irrefutables, o más, que los datos que los certifican. Nuestro problema de empleo proviene del inicio de la crisis, y en aquel momento de estúpida e ingenua, no se sabe qué es peor, desaceleración, ningún líder mostró su inquietud porque el gobierno llevara, pasito a pasito, a una generación al desastre de la inactividad laboral.

En ningún momento la Alemania que ha exigido sistemáticamente recortes, austeridad y contención drástica del déficit, amén de reformas laborales rígidas e implacables para flexibilizar el marcado, ha mostrado la más mínima sensibilidad ante el drama que afecta no sólo a los más jóvenes, sino también a los mayores de cincuenta años, a las mujeres, a las personas con menos nivel de formación o a los jóvenes cualificados que huyen de nuestro país sin esperanza de encontrar empleo aquí.

Convendría más sensibilidad, sin duda; bienvenida la demostrada, pero, por favor, acompáñenla de gestos con materialización posible que den lugar a verdaderas expectativas de solución del problema. Y si no, más vale un silencio que sería muy respetuoso.

Editorial Estrella