Agosto difícil
Hasta hace muy poco tiempo se decía que en el mes de agosto que está a punto de comenzar, el país se paralizaba porque media España estaba de vacaciones y la otra media en la playa. Ahora, la cosa no está tan clara. Con toda seguridad habrá muchos ciudadanos que no podrán disfrutar de esas necesarias vacaciones porque su situación económica es tan precaria que no se lo pueden permitir. La escalofriante cifra de 5.693.100 parados y los 1.737.600 hogares en los que ninguno de sus miembros tiene trabajo, ahorra cualquier tipo de comentario adicional. Por lo tanto, agosto será, en primer lugar, un mes difícil para quienes están sufriendo en carne propia las consecuencias de la gravísima crisis económica que sufre España.
Pero también será un mes difícil para el Gobierno de Rajoy. No solo porque el presidente y sus ministros no vayan a poder disfrutar de un período holgado de vacaciones. Como se dice habitualmente, eso va en el sueldo. Solo faltaría que con la delicadísima situación que atravesamos, quienes están al frente de la nave de la gobernabilidad del país no permanecieran al pié del cañón, también durante el periodo estival. No, la dificultad radica en que los negrísimos nubarrones de nuestro firmamento económico seguirán estando ahí, con la amenaza diaria de una prima de riesgo todavía muy alta, con unas fluctuaciones en el mercado bursátil y, sobre todo, con una falta de liquidez para hacer frente a la deuda.
Es cierto, que la posición del Banco Central Europeo parece haberse ablandado un poco y que, atendiendo a lo que dijo su presidente, Mario Draghi, la semana pasada, no se va a dejar que el euro se rompa. Algunos han interpretado esa declaración del que ya es conocido como "Super Mario" como un cambio de postura y como un mensaje de que estaría dispuesto a inyectar dinero a España mediante la compra de deuda. En una posición similar se encontraría Italia, con cuyo primer ministro, Mario Monti, Rajoy se reunirá este jueves en la Moncloa.
Sea como sea, después de agosto viene septiembre, con lo que eso significa. Los problemas para la gente de a pié seguirán siendo los mismos; la calle también seguirá siendo el escenario de la protesta de los ciudadanos que están en contra de los ajustes llevados a cabo por el Gobierno de Rajoy. Un ejecutivo que mas temprano que tarde tendrá que acometer la reforma pendiente mas importante por su alto valor simbólico de cara a los ciudadanos. Me estoy refiriendo obviamente al recorte de gasto público que hay que llevar a cabo en la Administración autonómica, local y central que configuran una arquitectura institucional inviable económicamente. Si Rajoy se decide finalmente a meter ahí las tijeras, los ciudadanos podrán entender algo mejor los sacrificios que a todos se nos pide.
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Cayetano González