2013, año de transición
No podremos decir que no lo sabíamos ni que no nos lo dijeron. El año a punto de comenzar no va ser fácil, pero sí puede ser, va a ser un año de transición entre la desolación y la esperanza. Nada de brotes verdes ni cosa semejante, pero sí cabe decir que estamos más lejos del abismo que hace unos meses. Y eso no es poco aunque claramente insuficiente.
Quienes tienen que gestionar lo público no han sido capaces de dar un solo mensaje de sosiego derivado de algún acuerdo
Llegamos al 2013 realmente exhaustos. La crisis se ha convertido en nuestro animal de compañía y las noticias derivadas de la misma nos tienen el corazón encogido. Miles de niños en riesgo de exclusión, millones de españoles buscando un trabajo que no aparece, familias pendientes de un hilo para seguir viviendo en su casa de siempre... Estamos exhaustos porque la realidad ha caído sobre nuestras cabezas y nuestros ánimos como una losa imposible de mover.
Y asombrados, muy asombrados, de que quienes tienen que gestionar lo público, bien desde el gobierno, bien desde la oposición no hayan sido capaces de dar un solo mensaje de sosiego derivado de algún acuerdo, por mínimo que sea. Es duro que nuestros jóvenes se vayan no porque así lo eligen, sino porque no tienen más remedio. Es duro ver cómo las familias no hacen planes por si falla el trabajo que hasta ahora se daba por eterno y duro, muy duro, ver como nuestros responsables políticos son, entre ellos mismos, la negación de la solidaridad que se exige a los demás. La solidaridad sería ese mínimo consenso que, al parecer, se ha vuelto imposible.
Mientras tanto, el hecho cierto es que los ciudadanos, todos, ya hemos tomado conciencia de que nada va a ser igual. Aún cuando salgamos de la crisis, que saldremos porque España siempre ha sabido salir de los túneles en los que se ha metido o la han metido. Ya sabemos que nuestro estilo de vida se va a transformar y de hecho se está transformando, que tendremos que vivir de otra manera y que de esta crisis saldaremos con un país distinto y una sociedad distinta a la de hace apenas cuatro o cinco años.
Nuestros responsables políticos son la negación de la solidaridad que se exige a los demás
Naturalmente las decisiones políticas que se tomen influyen, pero la alindad va más allá. La crisis esta siendo, además de una lección de solidaridad entre los ciudadanos, todo un aprendizaje para el futuro, para que no volvamos a equivocar sueños, con ensoñaciones. Y la gente lo sabe, claro que lo sabe. Lo saben los jóvenes que se van a China porque Alemania esta saturada -eso dicen-, lo saben los cuarentones que creían su trabajo para toda la vida, los miles de españoles que se convierten en autónomos porque saben que fuera de ellos mismos apenas hay nada y lo vamos sabiendo todos.
Este año que acaba ha sido cansino, duro y triste. En un día nada va a cambiar, pero en la noche de mañana lunes, cuando, siguiendo el ritual -y que no nos falte- nos deseemos un Feliz 2013 no estaría mal una chispa de esperanza. Propios y ajenos afirman que el año a punto de comenzar va a acabar mejor de lo que empieza. Para los que manejan números y sólo números es una provisión. Para todos los demás una necesidad vital, un sueño que no se debe abandonar.
Los ciudadanos vamos tomando nota y poco a poco estamos aprendiendo a confiar más en nosotros que en las circunstancias
Mañana por la noche, con una copa en la mano, despediremos a este dichoso año, pero que el agobio, el trabajo perdido, los ahorros gastados no nos quiten la esperanza, no nos impidan soñar con un 2013 como año de transición entre el desastre y la desolación y la esperanza, el sueño compartido de que de esta salimos. No lo haremos gratis, pero saldremos, entre otras razones porque los ciudadanos vamos tomando nota y poco a poco estamos aprendiendo a confiar más en nosotros que en las circunstancias.
La noche de fin de año me ha parecido que tiene mucho de impostura porque es una noche en la que es obligatorio pasarlo bien a base de cotillones organizados en serie, gorros imposibles y follón, mucho follón. Que el 2013 cada cual lo reciba como quiera y como pueda. El ritual de desear un Feliz Año reconozco que me gusta y lo mantengo. De manera que para todos muy Feliz Año en la esperanza de que la esperanza se convierta en realidad. ¡Ojalá dentro de un año esta crónica pueda ser distinta! Mientras llega Feliz y esperanzado 2013.
Estrella Digital respeta y promueve la libertad de prensa y de expresión. Las opiniones de los columnistas son libres y propias y no tienen que ser necesariamente compartidas por la línea editorial del periódico.
Charo Zarzalejos