Historias de mi vida liberal: la densidad y la libertad de las empresas de Madrid favorecen la innovación (I+D+I). La política económica de Ayuso
El crecimiento sostenible es la base de la productividad que, a su vez, depende del valor añadido que la empresa es capaz de producir de sumo interés, aunque es un tema ya conocido, dentro del marco de “Madrid Ciudad del Conocimiento”, dirigido por Pedro Schwartz desde 2009.
Dentro de ella, se afirmó ya entonces, que la ubicación de las empresas (la Geografía del Conocimiento) era un factor importante. Duplicando la densidad de las empresas (tamaño) aumenta la productividad media de un 3 a un 8%. La dispersión es contraria a la mejora de la productividad. Hay estudios en USA y en Francia que lo demuestran.
En entornos densos, los salarios son más elevados, pero los costes de las viviendas para los trabajadores son mayores, lo que compensa el vivir en ciudades más pequeñas.. La Innovación es mayor en las zonas de mayor densidad, porque la diversificación facilita la especialización y la especialización reduce costes.
Es importante tener Áreas Metropolitanas, como Madrid, pero también hay que tener Áreas más pequeñas, que permiten la compensación de los factores, precio de vivienda, salarios medios más bajos y coste de la vida menor.
El crecimiento sostenible constituye hoy en día la base esencial para una economía productiva, competitiva y resiliente. Este principio, aunque ya conocido y debatido, sigue siendo de vital relevancia en el contexto de las políticas urbanas y económicas. En el marco del programa Madrid Ciudad del Conocimiento, dirigido por Pedro Schwartz desde 2009, se afirmó con acierto que la ubicación geográfica de las empresas, también denominada la Geografía del Conocimiento, es uno de los principales factores que determinan la productividad empresarial y la innovación tecnológica.
Densidad Urbana y Productividad: Un Vínculo Directo. Una de las conclusiones más relevantes de estudios realizados tanto en Estados Unidos como en Francia es que duplicar la densidad empresarial en un territorio puede incrementar la productividad media entre un 3% y un 8%. Esta observación pone en tela de juicio la tradicional dispersión de las actividades económicas, que, lejos de mejorar el rendimiento, tiende a diluir los beneficios de la proximidad empresarial.
Las ciudades densas ofrecen un entorno propicio para la colaboración, la especialización y el intercambio de conocimientos. En este sentido, la densidad empresarial no solo mejora la eficiencia, sino que impulsa la innovación, ya que las empresas comparten recursos, talento y tecnología con mayor facilidad. Sectores como el de las Manufacturas del Metal ilustran bien esta dinámica: tecnologías avanzadas, como el corte computarizado de metales, han impulsado la cooperación entre empresas tan distintas como las del sector aeronáutico o la fabricación de ventanas de aluminio. Estas no compiten directamente, por lo que están dispuestas a compartir tecnología y conocimiento en entornos densos.
Costes, Salarios y Calidad de Vida. Un mayor grado de densidad también tiene implicaciones sociales y económicas para los trabajadores. Aunque en las grandes ciudades los salarios suelen ser más altos, el coste de la vida —especialmente el de la vivienda— también se incrementa, lo que puede compensar o incluso neutralizar ese aumento salarial. Por ello, es fundamental encontrar un equilibrio entre grandes áreas metropolitanas, como Madrid, y ciudades de menor tamaño, que ofrecen menores costes de vida sin renunciar a la productividad y la calidad laboral.
La especialización funcional —esto es, la proporción entre trabajadores cualificados ("cuellos blancos") y trabajadores manuales— varía significativamente en función del tamaño de la ciudad. En las urbes de entre 5 y 19 millones de habitantes, esta proporción puede superar el 39%, mientras que en ciudades pequeñas, como algunas de 67.000 a 75.000 habitantes en EE.UU., apenas llega al 49,5%.
Innovación, Patentes y Cercanía. Otro factor crucial derivado de la densidad es la transmisión acelerada del conocimiento. Las ideas fluyen con más rapidez en las grandes ciudades, donde los inventores y trabajadores especializados conviven, interactúan y comparten redes profesionales y sociales. Esta cercanía física y cultural facilita la creación de patentes, el desarrollo de nuevas tecnologías y la movilidad del talento.
Las grandes urbes, como Madrid, se convierten así en ecosistemas de innovación, donde la combinación de alta densidad, diversidad empresarial y concentración de talento genera economías de escala y sinergias únicas. No ocurre lo mismo en sectores con escasa necesidad de innovación, como las funerarias o las peluquerías, cuya productividad no se ve afectada por la densidad poblacional.
Factores Urbanos y Territoriales. Más allá de la economía, el diseño urbano y la regulación también influyen en la productividad. Las ciudades compactas tienden a ser más eficientes en términos de servicios públicos como transporte, recogida de residuos o gestión del agua. Sin embargo, la dispersión urbana se ve favorecida en zonas donde construir es más barato, como en terrenos con fácil acceso a acuíferos.
La regulación local también tiene un papel destacado: los ayuntamientos que se financian principalmente con impuestos locales tienden a desarrollar modelos urbanos más compactos, mientras que aquellos que dependen de subvenciones estatales tienden a fomentar la dispersión. Estos patrones, curiosamente, han sido relacionados incluso con la obesidad, aunque sin relación causal directa. Lo que sí se observa es que los ciudadanos con estilos de vida más sedentarios tienden a elegir barrios periféricos, donde se depende más del automóvil.
Geografía, Historia y Cohesión Social. La relación entre territorio y desarrollo también puede analizarse desde una perspectiva histórica. En África, por ejemplo, las zonas montañosas y agrestes —donde fue más difícil capturar esclavos durante siglos de trata— han demostrado tener mayor cohesión social y niveles de renta más altos que las regiones más accesibles, que fueron más afectadas por la esclavitud. Esta estabilidad social y cultural ha contribuido a un mejor desarrollo económico en el presente.
Madrid como Capital del Conocimiento y la Libertad Económica. En este contexto, Madrid se consolida como un caso ejemplar de atracción de empresas, talento e innovación en el marco de una España fragmentada administrativamente. El sistema autonómico ha creado 17 "Taifas virreinales", cada una con su parlamento, legislación y régimen fiscal. Esta complejidad jurídica ha tenido un efecto paradójico: muchas empresas han optado por trasladarse a Madrid, buscando un entorno de mayor libertad económica, menos trabas burocráticas y mayor densidad empresarial. Esto se acentuó con la huida de las empresas de Catalunya con motivo del referéndum del procés, para precaverse de las conductas económicas de la autonomía catalana en su disidencia independentista.
Lejos de ser una capital centralizadora impuesta por el Estado, Madrid se ha convertido en el núcleo económico de España por méritos propios, gracias a una combinación de políticas liberales, competitividad fiscal y fuerte apuesta por la innovación. La Comunidad de Madrid, bajo gobiernos como el de Isabel Díaz Ayuso, ha conseguido reducir impuestos al tiempo que ha incrementado la recaudación total y su contribución solidaria al resto del país. La paradoja es clara: menos impuestos, más crecimiento, más recaudación y más solidaridad nacional.
De la Centrifugación a la Centripetación, España, marcada por tensiones territoriales y discursos centrífugos, vive una realidad económica que apunta en dirección contraria. La concentración empresarial, el talento migrante y la innovación encuentran en Madrid un espacio óptimo para florecer. Así, la capital no solo lidera en producción y recaudación, sino que también se ha convertido en un símbolo de modernidad, apertura y eficiencia.
El futuro del crecimiento sostenible pasa por comprender estas dinámicas: donde hay densidad, hay productividad; donde hay productividad, hay innovación; y donde hay libertad económica, hay desarrollo. Madrid encarna hoy ese modelo, y su ejemplo puede servir de guía para otras regiones que deseen modernizarse sin renunciar a su identidad. Sólo así se logra comprender que la España centrífuga se haya vuelto centrípeta. Y sea Madrid el mayor productor de riqueza, así como se recaude más y se contribuya más a la solidaridad nacional, reduciendo curiosamente los impuestos por las políticas económicas del gobierno de Ayuso.