viernes, abril 19, 2024
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De cal y arena

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Este jueves 21 tendrán lugar elecciones autonómicas en Cataluña convocadas desde Madrid al amparo del artículo 155 por las decisiones inconstitucionales del Govern de Carles Puigdemont y Oriol Junqueras, apoyados por el neosecesionista Artur Mas, y los antisistema de la CUP.

Miquel Iceta, líder del PSC, no quiere ni independentismo ni inmovilismo. Es un buen eslogan, pero su concreción descoloca a cualquiera. Su propuesta de condonar la deuda catalana produce agravios comparativos. Además, en su fase independentista la Generalitat se ha gastado nuestro dinero con medidas ilegales. Quiere también, Iceta, una cogestión en Cataluña con la Agencia Tributaria española. Debido a la deslealtad constitucional de los separatistas, esta propuesta produce escepticismo, preocupación y oposición.

La guinda ha sido su petición de un indulto para los líderes independentistas encausados por el Tribunal Supremo. ¿Para todos? ¿Para los actualmente encausados o, también, para los que puedan serlo más adelante? Admite, Iceta, tras el revuelo organizado con su “ocurrencia” (según el PP) que su petición es prematura. ¡Y tanto! Mientras, queda un lamentable poso electoralista.

El Primer Secretario del PSC busca atraerse un voto secesionista con propuestas peligrosas no tanto por sí mismas como por beneficiar a separatistas que desprecian la Constitución, el Estado de Derecho y a sus conciudadanos no independentistas. Iceta argumenta que “todo por la reconciliación”, pero con ello no debiera privilegiar a colegas políticos que incumplen la legalidad. Sería compadreo.

No hay en los independentistas ni arrepentimiento ni propósito de enmienda. Son indiferentes a la destrucción de la economía catalana. Más de 3.000 empresas han abandonado el Principado además del retraimiento de inversiones. Tampoco les importa el impacto negativo en toda España. ¡Cómo para reírles sus gracias! Están dispuestos a que todos suframos miserias por su irresponsabilidad que pagan con caudales ajenos. No rinden cuentas de su nefasta gestión. Es, asimismo, manifiesta su ausencia de realismo europeo e internacional.

Bien es verdad que Iceta está afincado en el terreno constitucionalista y que apoyó la aplicación del 155. Sus convicciones y credenciales “unionistas” son ciertas. Sin embargo, las contradicciones entre las dos almas del PSC, catalanista y socialista, le llevan por un sendero ambiguo cuando la gravedad de la situación exige claridad, saber dónde está cada cual y no premiar a los chantajistas y asaltantes de la legalidad constitucional.

¿Cree Iceta que con unas de cal y otras de arena atraerá muchos votos? Los socialistas catalanes debieran mejorar su resultado electoral de 2015 porque entonces fue malo. Sin embargo, su reparto de guiños a separatistas y constitucionalistas puede granjearle también rechazos en ambos lados. Veremos si logra su deseada operación “Borgen”, o su propia interpretación monopolista, pero estaba mejor pertrechado para ello cuando su mano tendida a los secesionistas se limitaba a ver lo que era recuperable del Estatut recortado de 2006 a instancias del PP y a estudiar lo que era factible en las medidas presentadas en su día por Mas y Puigdemont a Rajoy.

Cualquier mejora del autogobierno catalán pasa por el respeto de la Constitución y, consecuentemente, por sancionar a quienes la ningunean. Josep Borrell se lo ha dejado amistosamente claro a Iceta cuando dijo que antes de cerrar heridas hay que desinfectarlas. Es, asimismo, necesario un equilibrio interautonómico en el conjunto español. Una mejor financiación no puede ser solo para Cataluña y el principio de ordinalidad, aceptable, debe respetar la solidaridad interterritorial.

Entre los independentistas confesos, la pugna entre Puigdemont y Junqueras puede ser ajustada mientras la CUP perdería terreno. Entre los constitucionalistas parece llevar ventaja Inés Arrimadas con Ciudadanos. Su postura es más nítida que la de Iceta, más dura con los separatistas, pero no por ello cerrada a intentar restablecer en Cataluña la convivencia rota por los secesionistas. Garcia Albiol nunca ha sido atractivo en Cataluña ni tampoco el PP. Normal…

Los Comunes catalanes de Domenech juegan asimismo a “Borgen”, aunque están más cerca del bloque independentista al promocionar un referéndum pactado de independencia, algo irrealista. Es preocupante que el trio Colau, Iglesias y Domenech se aventuren sin pudor en aguas intransitables y que, por ello, sirvan de pretexto a los secesionistas para promocionar el independentismo unilateral.

No conviene votar a políticos separatistas, desleales con la Constitución de 1978 y su espíritu. El PP no es un voto útil. Los Comunes, unos oportunistas. Quedan Ciudadanos y PSC. Iceta pretende tener más capacidad de dialogo con unos y con otros, pero ello hace que sus convicciones sean menos firmes que las de Arrimadas. ¿Será factible un acuerdo entre los dos tras el 21-D? Si no se logra un Govern, tocará repetición electoral a finales de mayo en 2018 y, lógicamente, la prolongación del 155. Que cada uno haga sus cuentas.

Carlos Miranda es Embajador de España

Carlos Miranda

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