viernes, abril 19, 2024
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Tragedia sin fin

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Todos hemos asistido al desarrollo de la profunda crisis socialista con una mezcla desigual de estupefacción, lástima y miedo. El espectáculo ha discurrido de la peor manera posible. El enfrentamiento personal y político de las partes alcanzó cotas desconocidas en lo que suele ser la dureza de las batallas de partido.

Ni por asomo Pedro Sánchez es más de izquierdas que Susana Díaz o Eduardo Madina

Si diseccionamos lo que pudieran ser las causas profundas encontramos muchas menos razones ideológicas que generacionales o de relaciones de poder. Lo que es evidente es que ni por asomo creo que Pedro Sánchez sea más de izquierdas que Susana Díaz o Eduardo Madina, no es serio, eso le puede venir bien a Sánchez pero no tiene nada que ver con la verdad. Son dos estrategias: una a medio plazo, la de los críticos que pretenden recuperar el espacio birlado por Podemos, reorganizarse y ser la alternativa que con Sánchez no han sido; y una segunda estrategia, cortoplacista, angustiada y angustiosa: dejarse de escrúpulos democráticos y del interés nacional y pactar hasta con Bildu para conseguir llevar a Pedro y Begoña a La Moncloa. Esta última suponía una asunción de los falsos y destructivos supuestos podemitas, el olvido y putrefacción de los valores de la Transición, el consenso constitucional, el respeto y reconocimiento del contrario y desechar cualquier postulado, acción u omisión que desgarre al pueblo español, paz, piedad y perdón en definición de Azaña , y por otro lado, también y tampoco, el reconocimiento táctico de disolventes peticiones de los independentistas, algo absolutamente imposible de asumir por el socialismo, ni por sentimiento ni por interés,  si no quiere quedarse en la cercanía a la nada política en casi toda España.

El miedo de los que apoyan a Sánchez, o de una parte de los que apoyan a Sánchez, o de los que apoyan una parte de lo que Sánchez utiliza para situarse a la izquierda, es recuperar el consenso constitucional y permitir la permanencia de la sana costumbre de los últimos cuarenta años de que gobierne quien más votos y escaños ha tenido y obtenido en las urnas, que esa natural y lógica decisión aumente las posibilidades de Podemos y, por ende, se produzca el temido adelanto por la izquierda.

Se han aferrado a la apariencia falsa de izquierdismo de ocasión que han querido explotar hasta la extenuación 

Pero el grupo de Sánchez no podía admitir ninguna de estas consideraciones, suponía su desaparición y fallecimiento como poder dentro de su partido. Se han aferrado a la apariencia falsa de izquierdismo de ocasión que han querido explotar hasta la extenuación y que les ha llevado al borde del precipicio.

El problema real no era si permitir o no que gobierne el Partido Popular, el problema crucial era y es si el Partido Socialista es una opción singular con objetivos claros para ser una posibilidad de gobierno cierta e incuestionable, que es lo que creo quieren gentes de toda solvencia socialista, lo que supone una reorganización que aleje el sorpasso y una configuración programática que nunca tuvo Sánchez, o eliminar esta opción y entregarse a unas alianzas desnaturalizadoras que solo ahondarían en la destrucción de la opción PSOE a cortísimo plazo o abocar al país a unas elecciones donde el socialismo se desangraría sin remisión que es lo que la postura de Sánchez y los suyos han pretendido con el único objetivo de permanecer en el poder interno.

Díaz es más temible que Sánchez, mucho más

Quienes han salido victoriosos del envite en una desgarradora y esperpéntica jornada en la que Sánchez ha utilizado todo lo que tenía a su alcance, aunque sin éxito, tienen una tarea ímproba y habrá Congreso.

Tenemos muchos la sensación de que las espadas han quedado en alto, que las heridas son profundas y graves y que las distancias emocionales son varios abismos abiertos por llevar la situación a un paisaje imposible. Y toda esta reflexión la hago a sabiendas de que Susana Díaz es mucho más temible contrincante que Sánchez. Muchísimo más.

Juan Soler, senador del PP. 

 

Juan Soler

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