Poco a poco avanzamos por la A42 que une Madrid con Toledo. El ambiente en el coche es tranquilo mientras dejamos atrás en la carretera el puticlub, las tiendas de muebles y los estridentes grandes almacenes chinos. Escuchamos el programa ‘Toma Uno’ de Manolo Fernández para pasar el rato. La música country es ideal para viajar. Manolo pone ‘Demon On My Mind’ del LP de Beau James, 'Indigo Road’ (2015). No grité “¡¡¡¡para el coche!!!!”, pero inmediatamente memoricé el nombre, lo busqué en Spotify y me enamore al instante de este trovador residente en Nashville.
En ‘Demon On My Mind’ planta cara de forma honesta a la relación de este hombre de 29 años con el alcohol y los lugares oscuros a los que éste puede llevarte. Beau admite que sus canciones son una liberación de emociones contenidas, un proceso de catarsis que permite esparcir la verdad a primeras horas de la mañana. ‘Indigo Road’ es una crónica de dolor y desamor contada a través de 10 canciones preciosamente creadas y muy pegadizas que recurren al blues, al country y al folk para acompañar la narrativa. La madurez de sus letras traiciona el hecho de que este sea su álbum debut. James es capaz de conectar de inmediato con la parte más humana de aquél que le escucha. Y, ¿quién es este hombre?
Foto de Torrey Johnson
Ya sea huyendo de un problema o hacia una solución, Beau James se ve a sí mimo como un vagabundo. A los 17, y debido al trabajo de su padre como vendedor, se mudó desde Colorado a Carolina del Norte, donde estudió arte dramático. Durante su juventud, su madre siempre le animó a realizar actividades artísticas y creativas mientras que su padre prefería empujarlo hacia el fútbol americano y el béisbol. Una desagradable ruptura en su último año en la universidad y la oportunidad de irse a vivir a Los Ángeles invitaron al joven viajero a lanzarse de nuevo a la carretera y alejarse de su amada Carolina del Norte.
En Los Ángeles empezaba desde cero, y lo refleja en las letras del tema que da nombre al disco ‘Indigo Road’, “I’ve got nothing but time and nothing to lose” (“No tengo nada más que tiempo, nada que perder”). Esta canción, por encima de cualquier otra, abarca la filosofía de vida de Beau por completo; una necesidad de conocer y comprender a la gente, de experimentar nuevos ambientes y escenarios. Su cambio no estaba motivado por el deseo de fama, si no por el de aprender.
Aunque ‘Indigo Road’ se grabó
Foto de Torrey Johnson
Pronto se estableció en ‘Music City’, haciendo amistad con músicos locales, que le permitían grabar y actuar. ‘Ghosts of the Past’ (Fantasmas del pasado) personifica ese cambio hacia un sonido más country asociado a Tennessee y el de una ruptura definitiva con una chica y con Los Ángeles. James comenzaba a comprenderse más a sí mismo, tanto en su papel como músico como en el de ser humano. La retrospección viene con la edad. Ahora miraba hacia atrás con la intención de seguir adelante.
Poco después del lanzamiento de ‘Indigo Road’, firmó con la discográfica independiente Randm Records, con sede en San Diego. A principios de 2016, con 20 canciones en el bolsillo, se trasladó al estudio Lost Ark en el que grabó ‘Landmarks’. Con la ayuda de su madre, 20 canciones se convirtieron en 15, y más tarde esas 15 se convirtieron en una colección de 7 singles. El EP rinde homenaje a la gente en la vida del cantante que ha hecho de él lo que es hoy. Los acordes iniciales de ‘Cowboy Boots’ transportan directamente a los antiguos Westerns con los que tanto le insistía su abuelo en ver. La balada blues ‘She Stayed Home’ habla con arrepentimiento de un amor que dejó atrás. Cada tema nos traslada al mundo del músico, a su mente y a su corazón. En ‘Lost and Found’ declara su miedo al éxito y lo que ello conlleva; un mundo de falsas imágenes, de estrategias de marketing, de apretones de manos con tarjetas de visita, de fama y fortuna y, a la larga, de desapego y desinterés.
Tras una hora de conversación en la que debatimos acerca de la depresión, del tabú del suicidio, de la mítica “muerte” del cantante en algún lugar de Carolina del Sur y, por supuesto, de música, resulta evidentemente obvio que a Beau James le encanta y necesita la conexión humana. Los 'me gusta' de Facebook y los 'palos selfie' no son un modo de vida. Él cree que la persona que le ve tocar o entiende su música puede convertirse en un amigo en la vida real. Aleluya, amigo, aleluya.
Matthew Kennington