miércoles, abril 24, 2024
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Auto-asediados

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El diccionario de la RAE define el término “sitiar” como “cercar a alguien cerrando todas las salidas para apresarlo o rendir su voluntad”. Esta práctica bélica tan utilizada a lo largo de siglos de historia, ha quedado por lógica evolución fuera de todo uso en los países modernos y democráticos que compartimos, actualmente, un mundo globalizado, en el que la información y la cultura (desgraciadamente también la desinformación y la incultura), circulan a tiempo real, a través de redes y satélites, con tan solo un “click” de pulgar. Pues bien, permítanme queridos lectores que en este contexto de universalidad, les lance una pregunta: ¿pueden ustedes imaginar, a estas alturas de la película, que algunas personas que desafortunadamente se hallan en las instituciones, con voz y voto, deseen infligir a sus pueblos un “auto-asedio” que les circunscriba cultural, lingüística, social y económicamente a su propio y reducido contexto geográfico? Lo cierto es que resultaría escasamente imaginable, si no respondiera a la más pura realidad.

Recién inaugurado un nuevo curso escolar, soy testigo con tanta tristeza como espanto, del sectarismo que se practica desde ciertas administraciones autonómicas, con competencia en materia de educación, regulando a favor de una lengua vehicular diferente a la lengua materna de todos los españoles y, lo más grave, excluyendo a ésta última del programa de formación curricular

Es el caso, por ejemplo, de la enseñanza del catalán y del aragonés como lenguas propias de Aragón, que se han incluido por primera vez en los currículos de Primaria y de Secundaria, dándoles, además, el rango de lenguas vehiculares en los centros de las localidades donde su uso es predominante. De este modo, en varios pueblos de Huesca, los alumnos de primero de Infantil van a recibir todas sus clases en aragonés. En el caso de estos municipios oscenses, el hecho de que los niños aprendan exclusivamente en lengua aragonesa, responde a un programa establecido en el marco de diferentes acciones que el gobierno regional del PSOE, apoyado por Podemos, Izquierda Unidad y CHA, ha puesto en marcha. Tan sólo en una cuestión estoy de acuerdo con quienes apuestan por la lengua aragonesa, es cierto, que para que el aragonés sobreviva se debe comenzar a impartir a los más jóvenes, que son el futuro de una lengua, pero NO de forma excluyente hacia otros idiomas, y menos, hacia el español como lengua materna e idioma oficial de nuestro país. De este modo, tal como ellos lo han planteado, solo se conseguirán jóvenes con importantes limitaciones lingüísticas, a los que de forma intencionada se les ha “amputado” su derecho al conocimiento del idioma español y de nuestra cultura e historia nacional. 

Y mientras algunos intentan aislar a sus pueblos imponiéndose un “auto-sitio” educativo, en otros puntos de la geografía española, se apuesta por el aperturismo, la calidad, la participación de los padres, la inclusión, el bilingüismo y hasta el trilingüismo en los programas educativos. Uno de los ejemplos más claros lo encontramos en el gobierno de la Comunidad de Madrid, donde Cristina Cifuentes ha iniciado el proceso de diálogo para alcanzar un pacto educativo en la Región, redactando un texto con 93 medidas, entre las que incluye llevar la educación bilingüe a Primaria e incluir un tercer idioma. La presidenta de la Comunidad ha ofrecido al resto de las formaciones políticas un pacto por la educación, que incluiría la creación de una red de centros con enseñanza intensiva de un tercer idioma (francés o alemán) y bilingüismo en educación infantil. Un modelo que valora positivamente la calidad, impulsando la inclusión y poniendo en valor la diversidad lingüística.

Lástima que los intereses políticos y territoriales en otras Comunidades primen sobre valores fundamentales como la educación, y desde sus administraciones se siga apoyando a quienes tergiversan y manipulan la historia contra España, esa madre común a la que se empeñan en ver como el enemigo número uno, adoctrinando a niños y jóvenes, en un conjunto de sandeces tales, de las que no cabría más que carcajearse, si no fuera porque lo que provocan, de verdad, es pena.  

A mi memoria vienen instituciones como el Institut Nova Història, entre cuyos miembros se halla el profesor Jordi Bilbeny, famoso por las “patadas” que perpetra a la historia de España y, por extensión, de la humanidad, con afirmaciones tales como que “El Quijote” es catalán y que Cervantes se llama Servent. Según explicó el señor Bilbeny, durante un curso de verano, impartido por dicho Institut, Cervantes era hijo de Miguel Servet, el cual murió en la hoguera por hereje, y por ello se oculta su origen. 

Este profesor, Jordi Bilbeny, se ha hecho famoso por otras reivindicaciones similares sobre la conspiración que España lleva haciendo desde hace siglos contra Cataluña. Una de las más conocidas es la que asegura que Cristóbal Colón era, en realidad, Cristòfor Colom, y que el Estado español se apropió del descubrimiento catalán de América. Bilbeny también asegura que Santa Teresa no era de origen abulense, sino catalán, o que la familia de Leonardo da Vinci provenía de la realeza catalana. Lo más asombroso e irrisorio, son los “férreos” argumentos en los que asienta sus teorías, como ocurre en el caso de Da Vinci, en que explica que  el hecho de que en el fondo de algunas de sus obras pictóricas se ven unas montañas muy similares a las de Montserrat, le aporta razones “de peso” para creer que Leonardo tenía que haber estado en Montserrat o había tenido una relación con la montaña… e hilando, hilando… llega a la conclusión de podía ser un hijo perdido de la casa real catalana seguramente de Nápoles. 

Lo dicho, resulta de risa que desde ciertas instituciones independentistas, se esté dando pábulo a este tipo de personajes y de teorías retorcidas de forma malintencionada, para generar el odio contra todo aquello que tenga que ver con España, cuando en realidad, no deberían tener más recorrido que el del escenario de uno de esos clubes de la comedia.

Decía Groucho Marx “Estos son mis principios, si no le gustan, tengo otros”. Esto es lo que básicamente vienen haciendo los independentistas con la historia, la cultura y la educación en España. Si no gustan o no convienen, porque no sirven a sus intereses políticos, fabrican otros, por muy disparatados, inverosímiles y absurdos que resulte. Manipulación y “auto-asedio”… un juego que a medio y largo plazo, nos va a suponer un alto coste, en todos los sentidos.

Borja Gutiérrez

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