jueves, abril 25, 2024
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Los trenes equivocados

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En tiempos de miedo y confusión, la gente tomamos el primer tren que creemos nos va a sacar del atolladero. O nos guía el miedo o nos guía un optimismo inconsistente. Y nos podemos equivocar de tren y de destino. A eso ayudan muchos dirigentes y “pensadores” que también tienen estropeado el navegador. Así, Boris Johnson, Marine Le Pen, Trump, Farage, y muchos más, Casandras del desastre que anuncia. Parecen despavoridos. Aunque criados en una democracia bien señalizada, resulta que se han equivocado de tren, de estación y de billete.

Algunos son quizá ciegos e ignorantes, aunque truenen, como Trump (ese americano a quien los antiamericanos primarios adoran, como a Alberto Garzón, porque les confirma en sus prejuicios). Pero otros políticos, como Boris Johnson, son cultos. Johnson ha escrito una especial e interesante biografía de Churchill (demasiado hagiográfica, eso sí), conoce la historia y vicisitudes de Gran Bretaña y de Europa. Esperábamos otra cosa de él. Claro, que se puede ser culto e insensato, inteligente y no sagaz.

En tiempos de aturdimiento, confundidos por las amenazas de todo tipo, no es difícil que los votantes se equivoquen de convoy. Y de esa confusión se aprovechan los que pescan a río revuelto, los citados más arriba y muchos más, como Netanyahu o el nuevo presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, o Maduro. Cada uno con su kilométrico equivocado pero dispuestos a llegar hasta el fin de su inconsistencia.

Es la época del miedo. A los inmigrantes, al terrorismo, a la economía, al cambio climático. A todo lo que pone en duda nuestra comodidad mental. El miedo es mal consejero, el peor. Planea sobre el mundo una sensación de inseguridad.

Pero otro mal, simétrico, es el optimismo idiota, como aquel de que hizo gala Rodríguez Zapatero. De que no hay cambio climático, de que somos invencibles y listísimos, de que en 2020 no habrá paro.

Los políticos tienden o a meter miedo o a proclamar que sus soluciones son perfectas. Pero no todos son así. Con lenguaje nuevo, en primer ministro francés, Manuel Valls, ha advertido que el terrorismo va a continuar golpeando. Lejos de la estupidez y el engaño de Bush, Aznar o Blair, por ejemplo, que removieron el avispero creyéndose portadores de la verdad e invencibles. Valls habla la verdad, dura, sin importarle las redes sociales, sin ser prisionero de la popularidad efímera. Tiene seny ya que es medio catalán (¡cuán maravilloso era su padre, Xavier Valls, pintor delicado que nos hace soñar con sus paisajes, sus colores y sus figuras!).

Jaime-Axel Ruiz Baudrihaye

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