martes, abril 23, 2024
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Puñaladas moradas

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Antes ya se conocía en la noche electoral quién iba a gobernar. Ahora no. Con la suma de los dos nuevos partidos, ya envejecidos, nadie sabe tras dos elecciones quién va a hacerlo, con qué programa, en qué coalición y con qué apoyos parlamentarios.

El Partido Popular tiene ahora más papeletas para formar gobierno que tras el 20D. Ha incrementado sus votos y sus escaños mientras éstos han menguado en los otros tres principales partidos. Sin embargo, las cosas no están claras. El PP necesitará socios de coalición o partidos dispuestos a facilitar la Investidura a cambio, naturalmente, de contrapartidas.

Quien tiene más escaños debe intentar primero la Investidura sin realizar pase negro alguno como hizo Rajoy para luego pretender ridiculizar a quien en su defecto aceptó el encargo del monarca. No debiera Rajoy repetir su espantada. Tiene que llegar a las entrevistas con el Rey con sus deberes bien hechos. No basta expresar el deseo de un entendimiento con otros, es imprescindible proponer un acuerdo específico de programa aceptable para esos otros en el gobierno o por su apoyo en la Investidura.

Deberá Rajoy explicar detalladamente su oferta para que sus cortejados puedan, si la tentación es suficiente, aceptar una negociación, probablemente lenta y complicada, en busca de un acuerdo satisfactorio. No puede Rajoy pretender gobernar con 137 escaños como si tuviera una mayoría absoluta.

El PP debe intentarlo ahora con naturalidad, sin soberbia

El PSOE y Ciudadanos ya negociaron en su día un acuerdo. El PP debe intentarlo ahora con naturalidad, sin soberbia. Además, tener el gobierno no exime buscar luego entendimientos con la oposición tanto para cuestiones de gobierno como para la necesaria reforma constitucional.

Sus dos únicos posibles socios importantes son el PSOE y Ciudadanos. El PSOE anatemiza esta posibilidad. Razones tiene, pero pudiera ser una equivocación. Permitir la gobernación estable del país puede ser oportuno, aunque tiene su precio. Por ello el consiguiente desgaste debería compensarse con las concesiones obtenidas. Estar en la oposición junto al lanzallamas demagógico de Podemos podría incluso desgastar más.

Lo que no tiene sentido es confundir una eventual gran coalición con un gobierno de salvación nacional. Otra cosa es comprobar que la herencia que Rajoy recibiría de sí mismo es mala y que anhele estar acompañado frente a Bruselas.

Rivera sufre importantes presiones para olvidar su rechazo a Rajoy. Si lo hace, ¿cuál sería la aportación de C´s a los valores democráticos considerando que su programa es más cercano al PP que el del PSOE? Puede sacar del armario el contenido del acuerdo con los socialistas, pero sin estos poco podrá conseguir.    

Sus puñaladas traperas al PSOE, definiéndose a sí mismo con desfachatez como socialdemócrata, han dividido profundamente la izquierda 

Con quien el diálogo, de nadie, es imposible es con Pablo Iglesias. Demasiado alejado ideológicamente del PP y de C's y funesta su animosidad hacia el PSOE, desde la cal viva hasta su voto negativo en la Investidura de Sánchez. Solo un aliado objetivo de Rajoy.

Sus puñaladas traperas al PSOE, definiéndose a sí mismo con desfachatez como socialdemócrata, han dividido profundamente la izquierda. ¿Por qué monta otro partido si es socialdemócrata? ¿Por oportunismo personal, para engañar? Iglesias, como muchos de Podemos, y no digamos Garzón con sus retales de Izquierda Unida, hija del Partido Comunista, vienen de ese PCE sin cultura socialdemócrata. Más bien bolchevique como evidencia Echenique.

Si Iglesias fuese socialdemócrata se habría incorporado al PSOE en lugar de intentar destrozarlo como hizo con el PCE y con IU. Su legado es una división estéril de la izquierda y años de gobiernos de derecha.

El PP intentará la gran coalición con el PSOE. Los socialistas podrían pasar una importante factura (Constitución, educación, sanidad, políticas económicas, etc…) o una menor por una abstención en la Investidura. Una oposición junto al demagogo Iglesias podría ser un infierno y hasta ser menos rentable que una coalición con logros concretos.

Para el C's, cualquier apoyo al PP exige la cabeza de Rajoy para mantener coherencia y credibilidad. Si el PP no paga los peajes necesarios tendrá serias dificultades para una Investidura y luego, si la consigue, para gobernar. Los que se dejan asustar, a derechas e izquierdas, por un irremediable apocalipsis podemista solo favorecen la pinza de Podemos con el PP.

Mientras, la vida escandalosa sigue con sus miserias. La Guardia Civil entró en la casa de la jefa de la ONIF, agencia antifraude, porque investigan a su marido por blanqueo de dinero. Surrealismo puro. ¡Y sigue en su cargo! Más surrealismo. Será solo un problema de imagen, pero uno muy importante.

Además, estamos contemplando una mala novela negra con la posible conspiración anticatalanista de Fernández Díaz por la que no se atrevió a acompañar la semana pasada a Cataluña al Rey, que brilló. Hasta Horrach, el fiscal benévolo del caso Noos, reprueba al ministro. Con la permanencia de Rajoy a pesar de sus mensajes de ánimo a su amigo Bárcenas encarcelado, ¿quién va a dimitir ya en este país?

Carlos Miranda

Embajador de España

Carlos Miranda

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