jueves, abril 25, 2024
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Frente al silencio de los corderos

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Me considero un defensor a ultranza de la libertad y, en base a ello, lo soy también del individuo entendido como un ser único, irrepetible con aptitudes propias y capaz, a su vez, de sumarse socialmente a una comunidad para enriquecerla con sus particularidades, sin tener por ello que perder un ápice de sus personalidad, sus ideas y valores. Por ello, no confío en quienes se mueven exclusivamente al son de las directrices de un “líder-profeta” (sin credo), cual silenciosos corderos, diluidas sus almas y sus voluntades al servicio de un ente “superior” que, sin duda, maneja los tiempos, los métodos y los objetivos, a su antojo.

Por tanto, no me escucharéis habitualmente calificar colectivos a la ligera, ni hacerme eco de quienes profieren de forma continua y, naturalmente en su interés, mensajes tales como  que los jóvenes están descontentos con los gobiernos moderados, o que en este país, los jóvenes son de izquierdas.

El próximo 26 de junio, muchos jóvenes que en los últimos meses han cumplido 18 años, podrán ejercer su derecho (y su responsabilidad) de voto en las elecciones generales. ¿Creen ustedes que todos ellos votarán a la izquierda, viendo el panorama que se nos podría venir encima?

Un recuerdo asoma a mi memoria. Hace pocos días, Álvaro y Jorge conversaban sobre los comicios del 26J; será la primera vez que Álvaro, recién estrenada su mayoría de edad, pueda votar. Su padre le preguntaba si tenía claro a qué opción política quería votar. Y aunque a alguno pueda sorprenderle, porque piense que a los jóvenes no les interesa la política, Álvaro tenía las ideas más que claras.

“Claro, papá… quiero vivir de una manera plena, tener la capacidad de desarrollarme personal y profesionalmente y de elegir libremente mi futuro y el de mis hijos. Para ello, es imprescindible que España sea un país estable, con perspectivas de crecimiento económico, atractivo para los emprendedores y socialmente solidario y comprometido y, por supuesto, libre. Para ello, España debe seguir siendo España, sin fisuras territoriales, un país democrático, moderado y que continúe rigiéndose por nuestra Constitución”.

«España debe seguir siendo España, sin fisuras territoriales, un país democrático, moderado y que siga rigiéndose por nuestra Constitución»

Álvaro tiene muy claro qué es lo que quiere para él, para sus futuros hijos y para España y, la mejor manera de reflexionar sobre a qué partido dirigir nuestro voto el próximo 26 de junio es tan sencilla, como analizar cómo ha sido el desarrollo de aquellas comunidades donde gobiernan actualmente PSOE junto con Podemos.

Para empezar, centrándonos en materia económica, durante la segunda mitad de 2015 se ha producido una estampida de empresas, con la salida de cientos de compañías, de aquellas comunidades gobernadas por la izquierda radical, sobre todo en Castilla – La Mancha y la Comunidad Valenciana, y de forma excepcional en Cataluña.  Mientras, en la Comunidad de Madrid, gobernada por el Partido Popular, se crearon 623 empresas.

En España sigue disminuyendo el paro de forma general; el año 2015 se cerró con una cifra récord de descenso de 678.200 parados menos, lo cual viene a ratificar que las medidas de impulso al empleo y al emprendimiento llevadas a cabo por el Partido Popular están generando sus frutos. Sin embargo, en las regiones gobernadas por extremistas, se han disparado los impuestos, la inseguridad jurídica y los trámites burocráticos.

Por ejemplo, respecto al Turismo (uno de los sectores clave de nuestra economía), la izquierda ha implantado la ecotasa contra el turismo en Baleares, y en la ciudad de Barcelona, el Ayuntamiento va cobrar a los turistas aunque no duerman en la ciudad.

La mejor política social es aquella que parte de que los ciudadanos tengan empleo. Por ello, uno de los objetivos prioritarios del Partido Popular es asegurar en 2020, que 20 millones españoles tengan trabajo. La creación de empleo y la bajada de impuestos generan riqueza y dinamizan la economía. El empleo garantiza las pensiones, las prestaciones sociales, incentiva el comercio, el emprendimiento, etc.

Pero los gobiernos de izquierda radical nacidos de los pactos entre el PSOE y Podemos, no solo han perjudicado la economía, sino que están poniendo en riesgo la unidad de España, han dividido a los españoles y atacan constantemente nuestros símbolos constitucionales, nuestra cultura y nuestras tradiciones.

El ataque a las instituciones no se queda atrás: desde el ataque a la familia a la que pretenden sustituir por la tribu, la quema de nuestra Constitución, la apología del terrorismo y de la violencia, los desprecios al ejército, etc., etc.

Por el contrario, el gobierno del Partido Popular garantiza la seguridad, la defensa de la Constitución y de los Estatutos de Autonomía, y la unidad de España. Es garante de la igualdad de todos los ciudadanos con independencia de dónde vivan; y asegura  y fortalece el estado del bienestar.

En las últimas horas hemos escuchado a Pedro Sánchez afirmar que Podemos es el espejo del pasado y que votar a la formación de Pablo Iglesias, significa volver al pasado, hacer que España retroceda. Y yo me pregunto: ¿cómo ha podido cambiar tan drásticamente de opinión el señor Sánchez, cuando hasta hace pocos días, se mostraba suplicante para alcanzar un pacto de gobierno con Iglesias? Por suerte o por desgracia, a estas alturas del teatrillo, ya sabemos con quién es capaz de pactar cada cual, con tal de acceder al sillón de la presidencia. Y los pactos PSOE-Podemos han transformado los gobiernos autonómicos resultantes, en ejemplos de populismo intransigente, intervencionista, violento y exaltado.

Existe otro modelo de país, una alternativa moderada frente a la radicalidad populista.

Álvaro lo tiene claro: no desea formar parte de ese colectivo pastoreado por falsos “líderes-profetas” (sin credo), que sea cómplice de la involución de España, dejando su destino a la suerte las fauces fagocitadoras del populismo extremista de Podemos. Confío en que al igual que Álvaro, otros muchos jóvenes, sean conscientes de lo que podría suponer para España el gobierno de la izquierda radical y que, como ha quedado demostrado en muchos ayuntamientos y comunidades autónomas, el voto al PSOE, es el voto de la alianza con Podemos.

Frente al silencio de los corderos… la voz e la responsabilidad. Por España, por todos.

Borja Gutiérrez

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