jueves, abril 25, 2024
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El Barón Negro

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Una bestia de acero de sesenta toneladas se encuentra escondida en el bocage normando. Posee un cañón imponente, un 88L56 milímetros, basado en un arma antiaérea que el Mariscal Rommel, utilizó por primera vez en la invasión de Francia como arma antitanque. Los hombres que se encuentran en su interior sudan, respiran adrenalina por los poros de la piel. Son conscientes de la misión que tienen encargada. Es una lucha a vida a muerte, pero confían en su comandante, apenas un niño, curtido ya en mil batallas y militar convencido. No es más que un solo carro de combate intentando detener una columna entera de blindados enemigos. Pero están convencidos de lo que deben de hacer. No se plantean dilemas morales, luchan por su patria e ideología, aunque respetan al enemigo.

De improviso, aparece el primer objetivo, que viaja en cabeza. Con nervios de acero, el jefe ordena apuntar. Cuando lo tienen a tiro, el proyectil perforante vuela a una velocidad endiablada hasta alcanzar el acero enemigo. El otro explota con un estampido propio de fuegos artificiales. Se mueven a otra posición. La supervivencia depende de la vieja máxima del tanquista: fuego y movimiento, fuego y movimiento.

Disparan sin cesar, uno tras otro, los carros enemigos son destruidos. Al final se quedan sin munición y tienen que retirarse a realimentarse a pesar de haber sido alcanzados también. La batalla ha durado quince minutos. Detrás quedan los chasis humeantes de ¡veintiún carros británicos y otros tantos vehículos de transporte! Ellos solos han detenido el avance aliado, pero ¿quiénes son estos jóvenes? ¿Quién es su jefe?

Se llama Michael Wittmann y nació el 22 de Abril de 1914 en Vogelthal, un pequeño pueblo del alto Palatinado. Nació para ser granjero, pero como ocurrió con otros tantos alemanes, sus gustos iban por otro lado. En cuanto pudo se enroló en la Wermacht, el ejército alemán. Pronto demostró su afición por los vehículos y logro realizar las prácticas de conductor de blindados. Había observado un Panzer I-una lata de sardinas débilmente blindado y con el solo armamento de dos ametralladoras-, y decidió que quería ser tanquista. En 1936, logra acceder a las SS, la elite política y militar de Hitler. No parece que se tratase de un nazi fanático, pero si quería ser el mejor, debía estar con los mejores.

Este vehículo causaba conmoción y pánico en el enemigo

Tras hacerse con cierta fama en Polonia, participa en la Operación Barbarroja, la invasión de Rusia a lomos de un Stug III, un cazacarros de casamata, sin torreta giratoria. Allí tiene su primera experiencia real de combate. El dos de Julio de 1941se encuentra con su Stug, en la cota 65.5. Desde allí observa una veintena de T-34/76, carros rusos de diseño revolucionario, con su placa protectora frontal inclinada y torreta echada hacia delante. Es un único vehículo, que además no tiene apenas ángulo de rotación con su cañón de 75L48 mm. Michael adopta la costumbre de los comandantes de carros alemanes: dirige el combate con el cuerpo fuera para poder tener una visión completa del campo de batalla. Es un ejercicio peligrosísimo, pero esencial para la comprensión de lo que está ocurriendo. Irónicamente, el ejército israelí-siempre dispuesto a aceptar cualquier enseñanza, aunque provenga de sus más acérrimos enemigos-, adoptara esta táctica en las grandes batallas de tanques de 1967 y 1973, contra sus enemigos árabes. Hasta tal punto era arriesgado que la supervivencia de un comandante de carro se apostaba en unos cuantos días.

Los rusos carecen de radio por lo que su coordinación es nefasta. Michael comienza a disparar y al poco rato cinco carros rusos arden como teas. Los demás deciden que ya es suficiente y se retiran. Por esta acción será condecorado con la Cruz de Hierro de Primera clase.  Combatió hasta 1942, causando decenas de bajas en el enemigo. Por fin es aceptado en la Escuela de Oficiales de Baviera y en 1943, vuelve de nuevo al combate en el frente del Este, pero esta vez, al mando de un Panzer VI, “Tigre”, el más poderoso de los tanques alemanes y de toda la guerra. Este vehículo, diseñado en parte por Ferdinand Porsche, causaba conmoción y pánico en el enemigo, que debía exponerse a múltiples pérdidas para reventar a uno solo de ellos.

Participa en la batalla del saliente del Kursk, la mayor de la historia en cuanto a blindados se refiere, pues participaron unos 6.000 entre ambos bandos. Acaba bien para él y su tripulación, que dan cuenta de treinta tanques soviéticos y veintiocho cañones anti-carro de gran calibre. Lo cierto es, que a pesar de la idea popular de la lucha entre bestias blindadas, el acertar a un cañón de esas características era más reconocido entre los carristas, puesto que se encontraban ocultos y emboscados, ofreciendo un blanco dificilísimo. Ya por entonces, sus amigos y enemigos le otorgan el apodo de “el Barón Negro”, emulando al as de la aviación alemana de la primera guerra mundial.

Después de aquello, es enviado brevemente a Italia y otra vez al frente ruso, donde es condecorado con la codiciada Cruz de Caballero. En Enero de 1944, obtiene su victoria número sesenta y seis, lo que le va convirtiendo en legendario.

Cuando llegan las noticias del previsible desembarco aliado en Francia, es mandado allí con su división-una de las mejores e instruidas de la guerra-, la “Leibstandarte SS Adolf Hitler”. El seis de Junio de 1944, se produce la operación “Overlod” y comienza la liberación de Europa por los aliados occidentales. El siete de Junio, los ingleses, americanos y canadienses están en tierra y amenazan con embolsar a la División de Michael. Él se dirige para evitarlo con los seis tigres de su pelotón, pero tomara la iniciativa el doce de Junio en un pueblecito llamado Villers-Bocage. Sus órdenes son detener el avance enemigo aunque realmente es un suicidio. Pero lo acepta y logra la impresionante victoria narrada al principio. Según las cifras oficiales del diario de guerra inglés se perdieron un total de 20 Cromwells, 4 Sherman «Fireflys», 3 M5A1 Stuarts y 3 M4 Shermans, junto con 16 transportes Bren-Carriers y 14 semiorugas M3, en total 60 vehículos, la mayoría de ellos destruidos por el Tigre de Michael.

Logra regresar con vida y el régimen nazi le ensalza, otorgándole las Espadas para su Cruz de Caballero. Ahora es un héroe nacional y le ofrecen un puesto de instructor en la retaguardia. Lo rechaza y vuelve al combate.

Oficialmente destruyó ciento cuarenta y un carros y ciento treinta cañones antitanque

El ocho de Agosto de ese mismo año, su tanque es alcanzado y el junto a su tripulación, muere en combate con apenas treinta años recién cumplidos. Aún hoy en día, sus enemigos se disputan el honor de haber acabado con él. Su cuerpo fue descubierto en 1983, y enterrado con honores en el cementerio alemán de La Cambe, en Normandía.

Oficialmente destruyó ciento cuarenta y un carros y ciento treinta cañones antitanque, lo que le convierte en uno de los mejores comandantes de tanque de la historia.

Fue temido y respetado por sus enemigos. Querido por sus amigos. Perro lo mejor que supo hacer fue sudar, tener paciencia y una valentía digna de un guerrero de verdad. Hoy en día es un icono para muchos militares, aparte de las inevitables connotaciones políticas. Sus tácticas son estudiadas y copiadas, a pesar de que el avance en la tecnología ha restado competencia al hombre a favor de la automatización. Aparece en videojuegos de combate. Es una leyenda.

¡Descanse en paz para siempre Barón Negro!

 

José Romero

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