jueves, abril 18, 2024
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La tribu de los ‘Brady’

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Uka uka laka uka… ¡Perdón! Pido disculpas a mis queridos lectores por presentarles semejante “soniquete” lingüístico, pero me hallaba practicando un antiguo dialecto de la tribu de los Korowai, para estar preparado por si en un futuro no lejano, tuviésemos que retornar al modo de vida tribal de nuestros ancestros prehistóricos, para criar a nuestros hijos, tal como ahora propone la CUP.

Un largo periplo del ser humano a través de la Historia, para acabar involucionando hacia un sistema social que sustituye el modelo de familia por el de tribu, y así, rescatar, tal como reclama la diputada Anna Gabriel, la idea tener hijos “en común y en colectivo”, es decir, un sistema en el que “son hijos tuyos los que has parido tú y el resto”.

Nos hallamos ante un nuevo ejemplo más de la política del esperpento que se alimenta de la improvisación y de la provocación más descarada que practica con demasiada asiduidad la izquierda separatista y radical que gobierna en muchos puntos de la geografía española.

Se trata del timo mejor organizado del trilerismo político, que permite a ciertos gobernantes perder el tiempo en maquinaciones tan polémicas como absurdas, en lugar de ocuparse de gobernar y gestionar por el bien común y el interés general de los ciudadanos, función básica por la que se hallan desempeñando un cargo público. Quizás habría que recordárselo con denodada insistencia.

Sin embargo, lejos de ocuparse de lo que debieran y de dejar de malgastar el tiempo y, por tanto, el dinero de los españoles, se preocupan y ocupan de cuestiones tan trascendentales y prioritarias como  declarar la guerra a la “menstruación capitalista”. Pero ¿qué clase de tomadura de pelo es ésta? ¿Ahora resulta que los gobiernos se han de entrometer hasta en los métodos de higiene más íntimos de las ciudadanas?

Apenas han pasado un par de semanas del asunto de la higiene femenina cuando, de nuevo, los de la CUP vuelven a desatar la polémica, ahora cargando contra la familia y en favor de la crianza de los niños en tribus. Claro que esto es, sin lugar a dudas, mucho más grave e importante que la cuestión de las esponjas marinas. Esta cuestión  se alinea con el eje transversal sobre el que se asientan todas las políticas de la izquierda radical en nuestro país: destruir las instituciones.

La CUP vuelve a desatar la polémica, ahora cargando contra la familia y en favor de la crianza de los niños en tribus

La familia es la institución atemporal básica sobre la que se construye la sociedad. Es el eje vertebrador de nuestro modelo social, histórico y cultural; y cargarse la institución de la familia, supondría quebrar la columna vertebral de nuestra forma de vida y de nuestro sistema.

La experiencia nos ha llevado a comprender que su papel es esencial en nuestra sociedad; es una red de seguridad, cohesión y solidaridad. Por ello, desde el Partido Popular, se están impulsando medidas para mantener y reforzar la política global de apoyo a la institución familiar que se han venido realizando, con especial atención a las familias numerosas y a las familias monoparentales, en situación de exclusión social, pobreza sobrevenida o aquellas en las que sus miembros lleven un largo tiempo en desempleo, sin olvidar los nuevos modelos familiares.

El Gobierno del Partido Popular ha incrementado un 20,5% el presupuesto dedicado a familia e infancia en esta Legislatura, creando una partida específica para combatir la pobreza infantil, cuantía que se ha duplicado en 2015 y que se ha incrementado en los presupuestos de 2016. Además, se han impulsado tres grandes planes estratégicos: el Plan Nacional de Acción para a la Inclusión Social, el Plan Nacional de Infancia y Adolescencia y el Plan Integral de Apoyo a la Familia.

Nuestro objetivo, lejos del modelo de crianza tribal, busca facilitar a los padres y madres una mayor implicación en la educación de los hijos.

Las personas somos la fusión de cuerpo y de alma; la sabia naturaleza nos proporciona a través de la biología genética, la herencia física de nuestros predecesores; y la familia es la que alimenta el alma, y nos conforma como personas, mediante la transmisión de unos valores, una historia y, sobre todo, a través del ejemplo, de las experiencias compartidas, de la convivencia y de creación de profundos vínculos emocionales.

Diversos estudios médicos han demostrado que cuando un bebé nace, el hecho de reposarlo al calor del pecho de su madre influye positivamente en su adaptación a la vida, una vez fuera del refugio que le ofrecía el seno materno. Esos vínculos que comenzaron a desarrollarse desde el mismo momento de la gestación con cada latido de ambos corazones, no tiene parangón con ninguna otra  vinculación humana. Una vez producido el alumbramiento, los lazos se extienden hacia el padre y el resto de la familia, a través del amor, la protección y la convivencia de cada día.

Lejos de mi intención quedaría equiparar circunstancias entre personas y animales, pero no puedo dejar de señalar que hasta los animales permanecen unidos a sus crías para proporcionarles calor, protección y sustento. Las aves empollan sus huevos… no construyen nidos colectivos, donde cada una incuba el huevo que le toca en suerte… Lo dicho, no es cuestión establecer comparaciones, pero la sensatez de la madre naturaleza, nos da constantemente lecciones, e ir contra la propia naturaleza jamás será bueno para el hombre.

Vamos a tratar de ser serios y responsables. A la señora Gabriel le traerá al pairo que sus hijos  la llamen “mamá” y la consideren como tal, diluida su imagen en el conjunto de una tribu de seres iguales en afectos y responsabilidades hacia los más pequeños. Tal vez debería recordar sus propios orígenes familiares y la influencia que sobre ella pudieron tener su abuelo y su bisabuelo, vinculados a la CNT, referentes de los que hubiera carecido, de haber sido criada en un sistema tribal, como el que ahora propone.

Con permiso de la CUP, mi hijo es mío… Me considero responsable de su cuidado, de su formación y de su felicidad, y no deseo delegar esa responsabilidad en nadie más. Ni  tribus, ni korowais, ni comunas de crianza… La familia es incuestionable, los experimentos y dislates, para novelas de naúfragos y tribus de lejanas tierras.

Con total seguridad los «Brady» reprocharían a la CUP,  la disfunción en el uso de su tan entrañable término «tribu»… Ésta es la triste realidad, amigos…

 

Borja Gutiérrez

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