viernes, abril 19, 2024
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Campana y se acabó

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Con esa famosa frase de campana y se acabó, Don Cicuta y su coro de tacañones nos avisaban de que el tiempo se había agotado en aquel exitoso y mítico concurso de televisión llamado Un dos tres, responda otra vez y con el que una generación de españoles crecimos pegados al televisor en blanco y negro en los comienzos de ese programa.

Aquella legendaria frase de «campana y se acabó» debemos aplicar a la actual política española para recordar que se agotó el tiempo de los intentos de cambalache de algunos en la izquierda por gobernar a cualquier precio, así como que también se agotó el tiempo para crear coaliciones gubernamentales que sacasen a España del parón político en donde los resultados electorales del pasado mes de diciembre han deparado para nuestro país.

El mandato de los ciudadanos en las urnas en aquel diciembre electoral fue claro y contundente al expresar con votos que España dejaba de ser un país esencialmente bipartidista al abrirse a nuevas fuerzas emergentes que partiendo de cero obtuvieron buenos resultados electorales para tener espacio político propio y mediático. Pero a la vez el mensaje de los españoles que votaron venía a decir que quieren que la gobernabilidad de nuestro país deje de ser monocolor y se pase a buscar fórmulas de gobierno de coalición que terminen con monopolios políticos y permitan a priori garantizar estabilidades gubernamentales sin necesidad de mayorías absolutas.

El electorado fue claro al expresar con votos que España dejaba de ser un país bipartidista al abrirse a nuevas fuerzas emergentes

Sobre el papel, el mensaje ciudadano fue claramente entendido y aplaudido por la totalidad de los actores políticos, el problema ha llegado como hemos visto en las pretensiones, egoísmos y mezquindades con que parte de esos mismos actores políticos han mostrado en estos cuatro meses que han tenido para llegar a una solución final.

Ha sido grotesco cuando hemos visto al candidato del PSOE, Pedro Sánchez, arrastrarse hasta casi el último segundo pidiendo e implorando a los antisistemas de Podemos, a esos que ponen alfombras rojas y puente de plata a terroristas asesinos etarras en la Eurocámara, para que llegasen a un acuerdo que le diese la Presidencia del Gobierno al socialista Sánchez. Pero lo que no ha tenido desperdicio fue ver al podemita Pablo Iglesias enumerar los cargos ministeriales de un hipotético gobierno de Frente Popular que demostraba que antes que los programas, asambleas, círculos o consultas internas estaban los sillones en este caso azules y se le podía acuñar a Pablo Iglesias en esa petición para sí mismo esa famosa frase de «que hay de lo mio». Siendo lo suyo intentar querer ser Vicepresidente de España con mando en plaza y abarcando en sus hipotéticas áreas más poder que las de la misma Presidencia del Gobierno.
A este esperpento de la izquierda en su conjunto debemos sumar otra frase que pasará a la historia de Pedro Sánchez cuando a las preguntas de los medios de comunicación afirmó con exagerada contundencia «¿qué parte del no es que no han entendido los del Partido Popular a lo de gobernar nosotros los socialistas con ellos?».

Pues bien, finalmente ni con el Partido Popular ni con nadie, el gozo del señor Sánchez al pozo.
Jugaba el Secretario General del PSOE dentro de su partido al famoso chiste de susto o muerte por las posiciones de sus propios barones,es decir, todos sabíamos que o conseguía la Presidencia de Gobierno o su futuro es del color del plumaje de los cuervos, especialmente porque quienes le esperan con la bayoneta cargada la misma noche electoral de finales de junio son parte de sus propias huestes que no le van a dar ni un segundo de tregua sino consigue mejorar los resultados socialistas y le mostrarán el camino de salida sin ningún miramiento ni reconocimiento.

Mientras ese momento llega, los descartes en las listas también llegan en cadena a las filas socialistas y tras las renuncias de Lozano y especialmente de la catalana Carmen Chacón, comienza a dar la impresión que la nave socialista se escora y puede acabar hundiéndose si los vaticinios de las últimas encuestas se cumplen colocando a los socialistas en tercera posición, perdiendo incluso la jefatura de la oposición.

Carlos Iturgaiz

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