jueves, abril 25, 2024
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La llamada seguridad belga

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Cuando el Martes Santo pasado Bruselas quedaba atrapada en un baño de sangre por los atentados perpetrados por terroristas yihadistas que colocaban sus cargas de explosivos en el aeropuerto de Zaventem y el metro de la capital belga, algunos ya aventurábamos que los días posteriores tras el impacto y conmoción inicial darían paso a una serie de discusiones sobre la seguridad en Bélgica y especialmente en la capital europea.

Los atentados de París fueron el toque de alerta para comprobar que en Bélgica había un gran déficit de los servicios de seguridad y de su policía, recordemos como la mayoría de los autores de aquellos atentados perpetrados en la capital francesa en noviembre pasado provenían de Bélgica, y más concretamente del barrio bruselense de Molenbeeck, y el enfado de las autoridades francesas con sus vecinos del norte fue monumental, achacándoles los franceses a los belgas nula preparación y prevención, así como nula información suministrada a los demás países sobre posibles células terroristas que habitaban en la capital europea.

La infantil acción-reacción de las autoridades belgas los días siguientes a la carnicería yihadista de París demostrarían que había mucho ruido y pocas nueces en sus procedimientos, ya que dejaron a Bruselas paralizada de transportes urbanos, sin colegios ni universidades, con restricciones en la circulación y barrios completos como en el centro de la ciudad tomadas y cortadas sus calles por el ejército y policía en la búsqueda y captura de las células del comando terrorista que había actuado en París.

Cuando se iban conociendo más informaciones sobre la seguridad belga, el mundo se iba quedando atónito al ser informado de que las leyes belgas no permitían que en el espacio de oscuridad traído por la noche se pudiera alterar el descanso y el sueño de los vecinos belgas, y por eso estaba tajantemente prohibido para las fuerzas de seguridad belgas en esas horas nocturnas inspeccionar y entrar en viviendas de Bruselas.

O chocaba que entre las decenas de ciudadanos, mayoritariamente de origen árabe, detenidos en las horas de luz solar, en poco menos de 48 horas todos ellos estaban puestos en libertad sin cargos por parte de la justicia belga, mientras las autoridades del país informaban que el sospechoso huido de París y de nacionalidad belga no se encontraba ya probablemente en territorio de Bélgica, e incluso aventuraban su huida hacia el territorio árabe donde tiene su sede el DAES.

Lo demás es conocido, el crimimal yihadista que no quiso o se atrevió a inmolarse en París, Abdeslam, llevaba más de cuarenta días escondido

Lo demás es conocido, el crimimal yihadista que no quiso o se atrevió a inmolarse en París, Abdeslam, llevaba más de cuarenta días escondido al lado de su casa en Molenbeeck, ayudado por amigos, vecinos y familiares que lejos de delatarle le dieron cobertura en ese gueto de fanáticos y fundamentalistas islamistas de la capital belga.

Cuando se le detiene a Abdeslam y en pocas horas sus colegas del terror actúan en Bruselas, demostrando que tenían infraestructura y estaban ya preparado una acción terrorista inminente en territorio belga, la seguridad belga comienza a hacer aguas por todas partes, ya que teniendo el precedente más cercano de París donde explosionaban simultaneamente varias bombas, en Bélgica nadie dió la orden de paralizar los servicios de transportes belgas tras conocerse las dos explosiones del aeropuerto de Zaventem, y entre esas explosiones y la explosión en el metro casi pasó una hora, que dejó casi una veintena de muertos en el metro de Maalbeck.

Por no hablar de la cifra de muertos que subía y bajaba como en un tobogán, cuando decían 30, pasábamos a 34 se bajaba a 31 subíamos a 32 y se volvían a bajar y subir habiendo pasado varios días del atentado.

El colmo de los colmos se lo damos a la información del famoso hombre del sombrero negro que llevaba una maleta con explosivos junto a sus compañeros inmolados y que se escapó soltando la maleta y cuyas imágenes aparecieron en todos los medios de comunicación, y que después de haber sido detenido y lanzado la buena nueva a bombo y platillo, le tuvieron que soltar a la persona detenida por espacio de cuatro días, diciendo que había sido una equivocación, y que el terrorista en cuestión sigue libre y desaparecido.

Así las cosas estos días vuelve a abrir parcialmente el aeropuerto de Bruselas, y ahora las medidas de seguridad pasan supuestamente del negro al blanco, lamentablemente creen algunos que poniendo parches aquí y allí el tema se arregla, y desgraciadamente sabemos que estos locos asesinos tienen cientos de oportunidades y sitios para hacernos daños en territorio occidental, porque la gente no puede dejar de salir ni quedarse en sus casas cercadas por fosos con cocodrilos.

Por ello seguiremos desgraciadamente teniendo tragedias como la de Bruselas pero confiemos que en todas partes se haya aprendido de la necesidad de intercambiar información entre gobiernos y fuerzas de seguridad aliadas y amigas, además de que se pongan en marcha planes para destruir y aniquilar desde dentro de su propia génesis activista terrorista con gente infiltrada como se ha hecho con gran éxito en otros casos de terrorismo.

Carlos Iturgaiz

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